Opinión

UNA SIMPLE REGLA DE TRES

A pesar del descalabro que, desde hace meses, sufren nuestros principales mercados financieros, no todo es negativo. Inditex, por ejemplo, puede presumir de nadar a contracorriente. En lo que va de ejercicio, ha logrado revalorizarse un 7,9 por ciento que contrasta con el 24,8 por ciento que ha retrocedido el IBEX-35 en el mismo tiempo. Así, con 41.982 millones de euros de capitalización, los que sumaba a fecha de cierre de ayer, la textil gallega disputa a gigantes de talla internacional como Santander (44.756 millones) y Telefónica (42.291 millones) el honor de ser la compañía más valiosa de todas cuantas cotizan en el más selecto de nuestros índices. Lejos del sentir general, acumula recomendaciones de compra y cierta expectativa de revalorización. Su PER (acrónimo de Price Earnigs Ratio), o el número de veces que el beneficio por acción está contenido en el precio por acción, es de 21,58. Todavía por debajo de las 24,44 veces a las que cotiza su mayor competidor, la sueca H&M. Lo que, según el consenso, debiera de conducir a alzas adicionales que situaran el valor por acción de Inditex algo más allá de los 90 euros.


Es de lo más común que analistas y expertos recurran con asiduidad a una simple regla de tres como la descrita. Tan pronto sirve para estimar un potencial de revalorización como para determinar las necesidades de recapitalización de todo un sistema financiero, como en este caso el español. Visto que Bankia representa el 13,2 por ciento del crédito al sector privado residente de nuestro país, y visto que precisa de unos 19.000 millones adicionales para apuntalar su solvencia, parece sencillo inferir cuánto podría necesitar el 86,8 por ciento restante del mercado. Como así han hecho muchas casas de análisis que sitúan las necesidades de capital de bancos y cajas de ahorros más allá de los 100.000 millones. No nos extrañe que sea ésta una cifra próxima a la que finalmente expongan Roland Berger y Oliver Wyman, las consultoras encargadas de examinar y valorar la calidad de los balances bancarios, conocedoras -como son- de otra sorprendente regla de tres; una regla no escrita de las finanzas anglosajonas según la cual la tasa de morosidad real de una economía equivale a la mitad de su tasa de desempleo.

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