Opinión

Pueden, "Podemos"

Pueden ustedes darle mil vueltas, devanarse los sesos buscando el porqué, poner el papel al revés, empezar a leerlo por la izquierda por si así varían los datos, o en último lugar frotarse los ojos o pellizcarse la piel esperando que todo esto solo haya sido un mal sueño; pueden hacer eso y muchas otras cosas más, pero su esfuerzo habrá sido en vano y no cambiará nada: la formación de Pablo Iglesias, Podemos, arrasa en las últimas encuestas publicadas. Y cuando digo que arrasa me refiero, no a que suba cinco o seis puntos porcentuales en intención de voto desde las pasadas elecciones europeas, sino a que, a día de hoy, le está disputando el primer puesto a los dos gigantes (elefantes con pies de barro) de la política española, PP y PSOE. Y Podemos sigue adelante. Pueden ustedes seguir escribiendo columnas de opinión apocalípticas, en las que auguran el fin de la pluralidad política, de la libertad de prensa, de la libertad de expresión, del derecho de sufragio cada cuatro años, de la democracia, a fin de cuentas, si Podemos alcanza el poder; pueden escribir eso mientras escriben también sobre las cuentas en Suiza, sobre las organizaciones mafiosas que pululan alrededor de las concejalías de urbanismo de los ayuntamientos, sobre la lacra corrupta que se extiende como una nueva marea negra, tan negra como el dinero que genera, y escriban también que estas mafias, que estos políticos metidos a ladrones (¿o ladrones reconvertidos en políticos?) no ponen en peligro la democracia, ni la pluralidad, no adulteran los resultados de las elecciones ni laceran la poca confianza que aún nos queda en el funcionamiento de nuestra maltrecha democracia. Escríbanlo bien claro en letras mayúsculas. Y mientras tanto, Podemos sigue avanzando. 

Pueden ustedes, señores dirigentes de esos partidos que ahora ven su hegemonía peligrar, rasgarse las vestiduras ante los nuevos escándalos que cada día dejan en mera broma pesada el anterior, pueden hablar de los ladrones de sus filas como de terceras personas que solo conocían de vista, pueden hacerse los tontos, los ignorantes (buen bagaje para querer gobernar un país), los traicionados, las víctimas de esos criminales; y mientras lloran y se quieren hacer cómplices del ciudadano cabreado, pueden también lanzar filípicas contra los que, según ustedes, se aprovechan de la desesperación de la gente; y al tiempo que lo hacen y hablan de populismo, de que así empezó el nacionalsocialismo en la Alemania nazi, de que si esos chavistas llegan al poder, al día siguiente se producirá una debacle en España, como si nos engullese la tierra de repente, su ratio de confianza ciudadana baja uno o dos puntos más. La gente no olvida que cuando nadie osaba poner en duda su hegemonía no hicieron nada para arreglar este tremendo desaguisado, miraban a otro lado cuando en el despacho de al lado se estaba urdiendo la fechoría, y si eran pillados, bastaba con apelar a la presunción de inocencia para defender su dudosa honorabilidad. Y ahora, ahora que las encuestas le dan un tremendo varapalo, salen a la palestra y ponen a caer de un burro a los que han irrumpido con inusitada fuerza en el panorama electoral. Ya casi nadie les cree, y su pataleta tiene el efecto contrario del que pretendían, pues a cada ladrido suyo la formación Podemos avanza un nuevo paso.

Pueden ustedes resistirse a cambar las viejas caras; pueden ustedes ser tan torpes como lo han sido hasta ahora; pueden apelar al miedo, pueden seguir viendo pajas ajenas y no vigas propias. Y mientras eso sigan haciendo, su popularidad y estima seguirán en caída libre. Son ustedes los mejores jefes de campaña de Podemos.

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