Cuando éramos cativos la profesora se empeñó en que empollásemos un trabalenguas que decía: "Ese dicho que tú has dicho que han dicho que he dicho yo, quien te lo ha dicho mintió, porque si yo hubiese dicho tal dicho, estaría muy bien dicho porque lo habría dicho yo". Hay otra versión más complicada: "Me han dicho que has dicho un dicho que han dicho que he dicho yo, el que lo ha dicho mintió, y en caso que hubiese dicho ese dicho que tú has dicho que han dicho que he dicho yo, dicho y redicho quedó, y estaría muy bien dicho, siempre que yo hubiera dicho ese dicho que tú has dicho que han dicho que he dicho yo". Los alumnos nos pasamos una tarde entera con el dicho en la boca. Cuando tocó la hora de salir al encerado para cantar la lección, el más descarado de los compañeros se negó a recitar ninguna de las dos versiones del trabalenguas argumentando que nunca malgastaría el tiempo con cotilleos absurdos. El siguiente curso fue elegido delegado por aclamación.
Tras pasar dos semanas alejado de los conciliábulos políticos y sin recibir noticias ni dichos de lo que sucedía por estos pagos, al regresar te encuentras con que los principales partidos siguen diciendo casi lo mismo sobre los posibles pactos para gobernar. Y no parece sencillo que alguien pueda destrabar el enredo porque los condicionantes pesan más que la capacidad o las ganas de llegar a un acuerdo. Dos semanas más tarde se siguen cacareando las mismas razones y tanta repetición comienza a resultar cansina a una peña más preocupada por seguir tirando que por lo que sucede en palacio o por reyertas de partido.
Pablo Iglesias ya no grita, susurra un pacto con un Pedro Sánchez que confía en que la militancia le solucione la papeleta con barones, baronesas y veteranos militantes que se otorgan tribuna por lo que han hecho hace unas cuantas décadas y precisamente no todo fue un acierto.
La situación actual es de una importancia capital, también para Galicia en un año en el que se va a decidir quién presidirá la Xunta. Los gobiernos de las Mareas podrían tambalearse por lo que suceda en Madrid y da la impresión de que las principales fuerzas no se han dado cuenta de que lo que pide la gente es que hablen y no que digan que han dicho.
