Opinión

Pulpeira en el Parlamento

Ha tenido que morir alguien importante. Están todos tiesos como en misa". El tabernero tiene vocación periodística. Le gusta vocear las noticias que considera importantes para que el personal preste atención. "¡Vaya periodista!", suelta cuando entras sin el periódico leído y no te has enterado de algo que él considera relevante. Es de fiar. Atiende con un ojo en la tele y otro en la caja. "Medallas del Parlamento de Galicia", apareció a continuación en el rótulo cuando la clientela se había girado para conocer la identidad del finado. El tabernero palideció por el error cometido, pero un colega acudió al rescate por si se despistaba con un trago: "Menuda merda de festa. Ponme otra". Pero no falló otra vez, aunque si tuviese una segunda oportunidad, firmaría perder la cuenta.

Coincidiendo con el 35 aniversario de la promulgación del Estatuto de Autonomía, el Parlamento de Galicia concedió sus primeras medallas a los expresidentes de la institución Antonio Rosón, Victorino Núñez –los dos a título póstumo–, José María García Leira, Dolores Villarino y Pilar Rojo. "A ver, periodista, ¿por qué se celebra el 35 aniversario y no otro", desafió el tabernero. Hubo que envainársela primero y después hacer una par de llamadas porque en el patio de las redes sociales de lo que más se cotilleaba era del 80 aniversario del "irmán Beiras". Estas distinciones fueron creadas cuando, curiosamente, García Leira presidía la Cámara y han sido ahora impulsadas por Miguel Santalices. Está bien recordar la historia y ser agradecidos porque muchos rapaces de menos de 30 años ni les sonará quién fue Rosón ni el 'Estatuto do aldraxe' ni el 'Estatuto dos dezaseis'... Pero aprovechando el viaje de tantas mentes preclaras, la fecha y el acto, también sería necesario reivindicar el desarrollo del actual documento para profundizar en el autogobierno y asumir las competencias que todavía están pendientes, como el traspaso de la AP-9 o la AP-53. Quizá no sea una reivindicación atronadora, pero cuando te afecta al bolsillo, como le sucede al tabernero, todo el mundo lo entiende.

"Siendo Santalices de Ourense al menos podría haber llevado una pulpeira", sentenció el tabernero para enmendar el gambazo. "Y jornada de puertas abiertas", añadió un cliente.

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