Opinión

Sospecha perpetua

El Facebook recuerda que hace tres años Francisco Rodríguez, exalcalde de Ourense; Adolfo Gacio, exalcade de Boqueixón; Francisco Liñares, expresidente de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil; el propietario y subordinados de la empresa Vendex declararon hasta altas horas de la madrugada ante la jueza Pilar de Lara en Lugo. Todos salieron en libertad bajo una fianza asumible, pero con una costosa factura política. "Tanto espectáculo para esto", afirmó contrariado un policía del servicio de Vigilancia Aduanera al enterarse.

El 'caralibro' trae al presente un posado de los periodistas que hicieron guardia en la puerta del juzgado. Tantas horas de espera dan para aburrirse mucho, como bien saben los colegas especializados en asuntos judiciales. Tres años han pasado y ya casi lo habíamos olvidado porque un caso tapa a otro caso y han sido muchos, pero los detenidos a los que esperaron los periodistas aquel día hasta la madrugada continúan el libertad bajo sospecha perpetua.

Diez años después de la también mediática 'operación Muralla' con Francisco Cacharro Pardo como protagonista estelar, el expresidente de la Diputación de Lugo fue absuelto semanas antes de morir.

La titular del juzgado de instrucción número 7 de Vigo ha imputado, atendiendo la petición de la Fiscalía, ahora a 46 personas, entre los que destacan el alcalde socialista de Vigo, Abel Caballero; el expresidente de la Diputación de Pontevedra, Rafael Louzán; o la delegada de la Xunta, María José Bravo. Relojes, plumas estilográficas, tratamientos de belleza y regalos mundanos a cambio de favorecer a dos empresas con contratos públicos es la trama de la 'operación Patos'. Un guión recurrente. Casi ya no sorprende al personal.

Es plausible que la justicia ataje tanto desmán. La ligereza ética que en tiempos de bonanza se toleraba, ahora no se consiente. Parece que algo hemos avanzado, pero también sería conveniente que cuando Facebook vuelva a traer la imagen de los juzgados de Lugo al presente sepamos por fin si los exalcaldes de Ourense y de Boqueixón son culpables o inocentes. Mientras, sospecha perpetua.
 

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