Opinión

Antes de los embalses

Embalse de As Conchas con el caudal bajo. JOSÉ PAZ
photo_camera Embalse de As Conchas con el caudal bajo. JOSÉ PAZ

Aprendí lo que era un embalse en el colegio, cuando nuestra profesora de Coñecemento do Medio nos habló de las energías renovables por primera vez. Me pareció una buena solución para conseguir electricidad sin contaminar. En la libreta dibujé el mecanismo de las presas, el agua embalsada, la turbina, el río. Puse flechas de colores, quedó bonito. Salí de clase contenta, pensando que la presa de Velle permitía que yo viese la tele en mi casa. 

Pero la verdad es que con el paso de los años, la presa de Velle me ha dejado de convencer. No es nada personal, simplemente me hubiese gustado conocer mi ciudad sin ella. Al fin y al cabo, su presencia cambió radicalmente el paisaje y dejó para siempre (al menos, por ahora) un mamotreto de cemento a las puertas de Ourense. Es cierto que no contamina el aire, pero sí la vista, y mucho.

Supongo que no soy la única que está harta. El cemento se convirtió en muchos concellos ourensanos en el único protagonista del paisaje que, como si de un dios se tratase, mira desde las alturas a los que osan pasear a su alrededor. Es difícil conducir de A Gudiña a Vilariño de Conso sin desviar la mirada a la presa de As Portas: su imponente vaso corta la respiración (ni qué decir a los que padecen vértigo). Cenza parece una copia monstruosa de los templos aztecas con su infinita pared de escalones.

Lo peor no es que contaminen la vista, lo peor es que resulta imposible imaginarse esos mismos paisajes antes de los embalses. ¿Cómo era la Viana do Bolo previa a la construcción del Bao? Solo las fotos y los vecinos de más edad se acuerdan de aquella vista. Los embalses no solo se comieron pueblos, sino también algo tan inmaterial y tan importante como la memoria del paisaje.

Mi abuela recuerda perfectamente las rocas de las que se tiraba a la Lagoa de Antela en verano, para refrescarse. Yo, ni aunque entrecierre los ojos mil veces mirando esas piedras, soy capaz de imaginar el agua que pasaba por debajo. 

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