unas ayudas de la xunta que nunca llegaban

En la madrugada del viernes día 21 de julio falleció mi padre, José Pan Veira, a los 88 años de edad.
Falleció en su domicilio de los últimos 41 años, en su cama y rodeado de la gente que más le apreciaba, su familia. José fue policía local toda su vida, hasta su último aliento, porque mi padre ha sido de esas personas que han tenido siempre su vocación muy clara y el hecho de tener que jubilarse no transformó ni un ápice la pasión que corría por sus venas. Un hombre alto y fornido, José, en estos últimos años se vio incapacitado. Puso toda la voluntad y el empeño que un hombre de su carácter le ponía a la vida para no dar pena ni molestar a nadie.

Sin embargo, con su hijo y su nuera lejos de su ciudad, su esposa Matilde se vio obligada a solicitar las ayudas ofrecidas por la Ley de Dependencia, puesto que con 74 años, a mi madre le resultaba más que imposible mover a mi padre de unos 90 kilos. Cada día que pasaba, cada mes, la ayuda se hizo más y más urgente, más y más necesaria. Sobre todo después del accidente en el que Matilde se rompió cinco costillas y atender a José resultó imposible. Una hora diaria para cada uno fue lo que se consiguió por parte del Ayuntamiento de A Coruña. Pero, ¿y la ayuda solicitada a la Xunta? A principios del 2011 se nos confirmó que se había aprobado una ayuda personal de 3 o 4 horas. En petit comité una funcionaria nos dijo que no esperásemos nada, la ayuda jamás llegaría. Sin embargo, nos dijo que otras personas con pensiones altísimas, pero con hijos con cargos en Santiago, sí la estaban recibiendo.

El señor Feijóo ha anunciado hace unas semanas la suspensión de estas ayudas. ¿En serio? Mi padre, al igual que tantos otros, ya no la necesita. Esta es la problemática que nos ha tocado vivir a nosotros, pero es que este país tiene grandes problemas, y en este momento ya llega a ser una situación cansina, por reiterativa. Pero sólo somos capaces de salir unidos a la calle a celebrar las victorias de grandes eventos deportivos. Pan y circo, como los romanos. Los problemas ya los trataremos después de las vacaciones. Mientras tanto sigamos permitiendo casos Noos, clubes de fútbol con deudas millonarias gastando lo que no tienen, políticos corruptos con sueldos vitalicios o jueces que miran para otro lado. Los toros y el fútbol siguen siendo lo importante. Este no es el país por el que luchó y trabajó toda su vida mi padre. Este sigue siendo de pandereta.

Te puede interesar
Más en Cartas al director