A finales del siglo XIX don Simeón García decide instalarse en Ourense creando una sucursal de su almacén y la Banca Simeón que tenía en Santiago. Para eso necesitaba un edificio digno, y como los almacenistas triunfadores de su tiempo, se puso a ello construyendo en la calle del Progreso un edificio relativamente moderno en la utilización de materiales, en el que instaló sus negocios y la vivienda del encargado de los mismos.
A don Simeón y a los almacenistas contemporáneos suyos, casi todos de origen maragato, Ourense les debe la construcción de hermosos edificios que le dieron aspecto y aires de ciudad próspera. El negocio de don Simeón prosperó creando la tienda 'Los Chicos' y 'Almacenes Santa Eufemia'.
Durante años los ourensanos conocieron el edificio con el nombre de don Simeón, y así estuvo hasta que la Diputación lo adquirió y tuvo la, para mí, equivocada idea de cambiarlo por el de Centro Cultural primero, y últimamente por el de Marcos Valcárcel. El cambio de nombre supone un olvido y, a lo peor, un desconocimiento de lo que la presencia de los almacenistas fue para la ciudad. Y todo lo que borre la memoria de una ciudad no es bueno para nadie y, en este caso concreto, no era en absoluto necesario.
Durante años los ourensanos conocieron el edificio con el nombre de don Simeón, y así estuvo hasta que la Diputación lo adquirió y tuvo la, para mí, equivocada idea de cambiarlo por el de Centro Cultural primero, y últimamente por el de Marcos Valcárcel. El cambio de nombre supone un olvido y, a lo peor, un desconocimiento de lo que la presencia de los almacenistas fue para la ciudad. Y todo lo que borre la memoria de una ciudad no es bueno para nadie y, en este caso concreto, no era en absoluto necesario.
