El gran mangoneo informativo mundial

Escribí estas líneas después de haber visto en televisión la reemisión de un magnífico documental sobre la salvaje manipulación informativa que ejercen a escala planetaria las grandes corporaciones norteamericanas que diariamente controlan y deciden lo que es noticia y lo que no es, y se dedican a escampar inventados rumores e historias interesadas para mantener distraído y narcotizado al personal. Entre otras mentiras históricas, los autores del reportaje televisivo ahondaron en la gran patraña de las famosas armas de destrucción masiva que aseguraban poseía el malvado Sadam Hussein.
A mí, sin embargo, todo este funesto asunto no me pilló de sorpresa, ni mucho menos. A principios de 2003, tuve la oportunidad de entrevistar para la Agencia Efe a Federico Trillo, a la sazón ministro de Defensa del Gobierno de José María Aznar, el 'ayudante' del gran sheriff, George Bush. Su reiterado alegato de entonces, todavía resuena en mis oídos: 'Pido a los medios de comunicación y a los poderes públicos que tengan sentido de la responsabilidad y denuncien la existencia de las armas de destrucción masiva que guarda el tirano de Bagdad', me soltó sin pestañear don Federico.

Sobre el prostituido asunto de la libertad de expresión, años atrás, tuve la oportunidad de escribir un artículo para un medio de Palma de Mallorca, en el que me hacía eco de la censura a la que ignominiosamente sometió una gran parte de la prensa española al fotoperiodista, Gervasio Sánchez, tras denunciar éste la hipócrita y criminal política de venta de armas del Gobierno español. Mis más de tres décadas de periodista de calle, me han enseñado que el gran escollo del profesional que le ha tocado contar lo que sucede en esta pervertida y caduca democracia que padecemos ahora mismo, es la autocensura; es decir, no explicar aquello que sabes o has visto, pero que no cuentas para no disgustar a los todopoderosos caciques de turno.

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