Gallopin repite premio

El ciclista francés del Lotto, líder hace tres días, se impuso en una etapa tranquila para los favoritos al podio de París 

El francés Tony Gallopin (Lotto), el mismo que lució el maillot amarillo en la Fiesta nacional del 14 de julio, amplió aquel premio en un ejercicio de insistencia, con dos ataques en los últimos kilómetros que le sirvieron para ganar la undécima etapa, en la que Nibali conservó el liderato sin problemas, ya en la Tour post Contador.

Volvió el Tour tras el descanso, por fin hizo calor y regresó Gallopin para completar su hazaña del día de la Fiesta Nacional. El ciclista galo reitero sus ataques, con valentía y ambición, hasta coger unos metros que fueron suficientes para celebrar su primera victoria en el Tour.

Gallopin, de 26 años, amargó el día a los esprinters, sobre todo a Sagan, que con tres segundos puestos no huele una victoria en este Tour, no ve la manera de levantar los brazos. El francés se fue a 2,5 kilómetros de meta, los demás no reaccionaron y se impuso al alemán Degenkolb (Omega) y al italiano Trentin por un puñado de metros.

Sin cambios en la general

Los favoritos a pelear por el podio en París vivieron una jornada movida que marcó una media de 42 por hora. Ya sin Contador, en los 'corrillos' del Tour se debate la manera de desalojar al italiano Vincenzo Nibali del liderato, si es que hay alguna. El "Tiburón", camino de los Alpes, mantuvo sin problemas su condición de patrón, con las mismas diferencias: 2.23 minutos a Porte y 2.47 al español Alejandro Valverde, actualmente en puestos de podio.

Pero no todos los favoritos disfrutaron de la primera jornada que permitió abrirse los maillots por el calor. Algunos sufrieron un buen golpe, como el campeón mundial portugués Rui Costa, que perdió 1.37 minutos y el estadounidense Talansky, quien sufrió un auténtico martirio para llegar a meta a 32 minutos, rozando el fuera de control.

Talansky se bajó de la bicicleta a 60 kilómetros de meta. Su espalda maltrecha por las repetidas caídas le decía basta. No quería sufrir más, pero su director se bajó del coche, habló con él y el americano volvió a subirse a la bici. Vagó por la carretera, solo, a veces llorando, una imagen patética para el vencedor del Dauphiné.

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