DELITO SEXUAL

Absuelto de agresión sexual y penado por un abuso a una discapacitada

Los 14 años y medio de prisión que pedían las acusaciones quedaron en dos

La sección segunda de la Audiencia condenó a dos años de prisión a Francisco B.G. por un delito de abuso sexual a una mujer con retraso mental y deterioro cognitivo grave al tiempo que lo absuelve de violaciones continuadas durante 27 años, infracción por la que la fiscal y la acusación particular reclamaban 14 años y medio de cárcel. Para la sala, sólo quedó probado una masturbación en diciembre de 2014, sin que pueda determinarse el día. También tendrá que abonarle 3.000 euros de indemnización, aunque la defensa estudia presentar un recurso de casación.

La sentencia, notificada ayer, considera probado que el inculpado acudió a casa de la víctima "y con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales la obligó a realizar una masturbación". Pero, según añade, "no ha resultado acreditado que el acusado, bajo presiones psicólogicas y físicas, de forma reiterada y desde hace años, y, aprovechándose de la vulnerabilidad, hubiera mantenido con ella relaciones sexuales no consentidas consistentes en tocamientos, masturbaciones, felaciones y penetración vaginal". 

Para la sala, "resulta determinante", para condenar por abuso sexual, la manifestación efectuada por una asistenta de ayuda a domicilio, quien acudía periódicamente a casa de la perjudicada y que pudo ver "como el acusado salía de la vivienda abrochándose la bragueta". Asimismo, el fallo destaca que "la víctima ha mantenido desde su primera manifestación idéntica versión de lo ocurrido, sin contradicción, salvo alguna variación no esencial".

La sala también pondera, a la hora de condenar al inculpado por la masturbación, el testimonio durante el juicio de los médico forenses, quienes pusieron de manifiesto "la fiabilidad del prestado por la víctima, sin apreciar fabulación en su relato".

Los juzgadores rechazan la versión dada por el inculpado, que negó que saliera de la casa sino de un camino cercano, lugar al que había acudido para recoger unas berzas para alimentar a unas gallinas de un vecino del pueblo que había fallecido. En cuanto a que la testigo lo vio subirse la cremallera, alegó que "habría orinado porque tiene problemas de próstata". Pero la sala le recuerda que el vecino en cuestión aún no había muerto y que los supuestos problemas físicos alegados no quedaron probados.

Por contra, la sala considera que no quedó acreditada la agresión sexual continuada. En este caso, para los magistrados la declaración de la víctima no resulta verosímil por no contar con corroboraciones periféricas de carácter objetivo. Y, añaden, "la sala tampoco cuenta en este caso con una declaración persistente por parte de la víctima".

Así, a la falta de concreción sobre las fechas en las que las que comenzaron las agresiones, se menciona la inexistencia de elementos objetivos que avalen las versión ofrecida por la víctima. 

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