La deuda oculta marca unos comicios donde el candidato a la reelección lleva 33 años en el poder

Una Madeira desafiante ante Lisboa acude hoy a las urnas

El presidente de Madeira, Alberto Joao Jardim, lleva en el poder desde 1974 (Foto: Archivo)
El escándalo de la deuda oculta de Madeira y su efecto en la frágil economía de Portugal dominan las elecciones de hoy domingo en unas islas que no han cambiado de presidente en 33 años y que ahora desafían a Lisboa, la 'Troika' y la crisis. Alberto Joao Jardim, un abogado de 68 años que ganó todos los comicios del archipiélago desde que la Revolución del 25 de abril de 1974 lo convirtió en una región autónoma, es el holgado favorito de los sondeos para aplastar, una vez más, a la oposición socialista.
Pero el controvertido político conservador nunca se presentó a unas elecciones regionales tan desacreditado ante su electorado ni tan falto de apoyos en su propio partido, el Social Demócrata (PSD, centroderecha) que gobierna también Portugal desde junio Jardim cerró su campaña electoral al grito de 'la Troika no entrará en Madeira', en alusión a las duros ajustes económicos impuestos al país por los tres organismos que negociaron el rescate financiero de Portugal en mayo, la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional.
La Troika señaló ya la grave amenaza que suponen para el saneamiento de la economía lusa las deudas ocultas del Gobierno de Jardím, que debe en total más de 6.000 millones de euros y obligó a revisar al alza el déficit de Portugal cuando el país intenta desesperadamente bajarlo. Pero el polémico líder isleño, que sus rivales tildan de cacique, niega cualquier abuso y justifica en cuestiones contables y en la necesidad de impulsar el desarrollo del archipiélago lo que el Gobierno central, de su mismo partido, ha calificado en Lisboa de 'graves irregularidades'.

Nuevas medidas
El Instituto Nacional de Estadística luso y el Banco de Portugal revelaron en septiembre que hubo un desvío de más de mil millones de euros en las finanzas de Madeira ocultado por su Gobierno, y el Ejecutivo central anunció la semana pasada que adoptarán nuevas medidas de austeridad para cubrir ese agujero. La crisis económica que vive Portugal y los compromisos que firmó para evitar la bancarrota con un préstamo internacional de 78.000 millones de euros, obligó al Gobierno conservador de Pedro Passos Coelho a aplicar las medidas económicas más duras que recuerdan los luso.
El Estado, que soporta la mitad de la economía lusa ahora en plena recesión, congeló sus obras e inversiones y el salario de los funcionarios. Mientras, se privatizan las empresas públicas y subió la inflación, el IVA, el impuesto de la renta, los transportes públicos, el gas y la luz.
Las mayoría de familias sufren con la subida del desempleo y perderán además la mitad de las pagas de Navidad con el nuevo impuesto que reducirá un déficit nacional que Madeira subió del 9,1 al 9,8% en las cuentas de 2010, revisadas tras las irregularidades en las islas.
Nunca Portugal estuvo tan pendiente de unos comicios en la lejana y paradisiaca Madeira, que dista un millar de kilómetros de Lisboa y alberga 265.000 de los más de diez millones y medio de habitantes que tiene el país.

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