La acera del Puente Romano de Ourense ya cumple un lustro vallada

La acera que da acceso por la derecha al Puente Romano desde el barrio de A Ponte cumple cinco años vallada por el riesgo de derrumbe, ofreciendo una lamentable imagen turística y una molestia a los vecinos. Su arreglo no se espera hasta finales de 2024

El riesgo de derrumbe de una acera en la margen derecha de acceso al Puente Romano puso en alerta hace cinco años a los vecinos de A Ponte. El Concello de Ourense valló por aquel entonces la zona y en seguida comenzó un largo conflicto judicial: el gobierno local y la Xunta no se ponían de acuerdo en quién era el titular de la acera, mientras comerciantes y vecinos sufrían la situación. Si no tenía dueño, nadie la arreglaba. Finalmente, el gobierno autonómico decidió incluir la solución a la acera precintada en los proyectos de construcción del eje de movilidad sostenible, con una fórmula jurídica ágil que le permite actuar en los terrenos aunque sean municipales. Pues bien, el proyecto está más cerca de realizarse: la Consellería de Infraestruturas confirma que los trabajos de reparación comenzarán después del verano. Estos días se cumple un lustro desde que fue cercado un trozo de acera que afea una de las zonas más emblemáticas de la ciudad.

Vecinos y negocios

“La acera se ha hundido más en los últimos tiempos y puede ir a peor”, advierte Olga Giráldez, presidenta de la asociación de vecinos de A Ponte. La representante de los pontinos señala que “el aspecto y la imagen que da la acera vallada no es la mejor, además de que supone pérdidas para los negocios”. De hecho, afecta a una farmacia y a los tres locales de hostelería que hay a ambos márgenes del Romano. También han tenido que colocar un pequeño paso para los vecinos de un edificio afectado por la acera vallada.

La Asociación para a Defensa do Patrimonio de Galicia (Apatrigal) también se pronuncia sobre el perjuicio que supone mantener la imagen de una acera vallada en el acceso a uno de los emblemas de Ourense, el Puente Romano. “Estando al lado de un Bien de Interés Cultural (BIC) muestra una despreocupación brutal de la administración, ya no solo por el visitante. Es una tomadura de pelo”, señala el presidente de Apatrigal, Carlos Coto.

Las obras se licitaron en marzo, señalando que se ejecutará como solución una nueva estructura metálica para el paso peatonal independiente. La actuación concreta se incluyó en la obra entre Expourense y el pabellón de Os Remedios. La Xunta recibió ocho ofertas de empresas para ejecutar este tramo del eje de movilidad sostenible, con unas obras que ascienden a 3,9 millones de licitación. La previsión es que finalicen a finales del 2024.

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