Galicia dispone de abundante agua pero presenta una defectuosa calidad, según expuso el presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil, Francisco Fernández Liñares.
Esta reflexión la trasladó Fernández Liñares a los asistentes en el Lugo a la entrega del premio San Telmo, que otorga el Colegio de Ingenieros de Caminos, Canales y Puertos de Galicia y que este año correspondió a las obras de los colectores generales del Río Miño en Lugo.
El presidente de esta Confederación, de reciente creación, resaltó que Galicia tiene unos 4.000 hectómetros cúbicos de recursos hídricos, de los que se consume tan sólo un 10 por ciento, aproximadamente.
Si nos sobra el 90 por ciento y a expensas de lo que diga en el futuro el cambio climático, nuestro futuro en cantidad de agua está asegurado en una cantidad de décadas, pero no así la calidad de las aguas, concretó.
Fernández Liñares atribuyó esta situación a los hábitos de vida, la crisis agraria, el abandono de las actividades agrícolas, la introducción de antibióticos en las explotaciones ganaderas o la utilización de pesticidas y herbicidas en algunas zonas de concentración productiva.
Territorialmente concentró estos problemas en la comarca de A Terra Chá en Lugo, por su actividad agroganadera, y A Limia, Ribeiro o Valdeorras en Ourense, en este último caso por el efecto de los viñedos, lo que hace que la calidad de las aguas esté en una situación cuando menos, preocupante.
El presidente de esta Confederación, de reciente creación, resaltó que Galicia tiene unos 4.000 hectómetros cúbicos de recursos hídricos, de los que se consume tan sólo un 10 por ciento, aproximadamente.
Si nos sobra el 90 por ciento y a expensas de lo que diga en el futuro el cambio climático, nuestro futuro en cantidad de agua está asegurado en una cantidad de décadas, pero no así la calidad de las aguas, concretó.
Fernández Liñares atribuyó esta situación a los hábitos de vida, la crisis agraria, el abandono de las actividades agrícolas, la introducción de antibióticos en las explotaciones ganaderas o la utilización de pesticidas y herbicidas en algunas zonas de concentración productiva.
Territorialmente concentró estos problemas en la comarca de A Terra Chá en Lugo, por su actividad agroganadera, y A Limia, Ribeiro o Valdeorras en Ourense, en este último caso por el efecto de los viñedos, lo que hace que la calidad de las aguas esté en una situación cuando menos, preocupante.
