Los largos trámites previos permiten esperar por más sistemas de última generación, asegura Marquínez

Los continuos avances tecnológicos aconsejan aplazar la elección del modelo de depuradora

Terrenos de Reza en los que se ubicará la futura depuradora de la ciudad. (Foto: José Paz)
En el proyecto de obra de la nueva depuradora de Reza, lo más inmediato ahora es clarificar la planta más adecuada (convencional o de membranas) aunque Jorge Marquínez insta a dejar la posibilidad abierta por los continuos avances tecnológicos.
Una vez ubicado el terreno en el que se construirá la nueva estación depuradora de aguas residuales de Ourense (Edar), a 250 metros de la planta actual de Reza, el proceso de cara a su concreción pasa ya a manos de la Confederación Hidrográfica Miño-Sil, que toma el testigo de la extinta Confederación del Norte, hoy del Cantábrico.

El nuevo organismo de cuenca tendrá que tomar la decisión, que todavía está en el aire, sobre el tipo de instalación con la que contará la ciudad y entre las opciones más recomendables está la planta convencional o una de membranas, en tanto que la tercera alternativa, la de biofiltros, ha quedado descartada porque ‘los condicionantes de calidad del vertido’ que llegan a la Edar de Ourense ‘implican la eliminación de nitrógeno y fósforo’. Y según los expertos, este proceso se haría de forma biológica con cualquiera de las dos primeras alterna tivas pero no estaría garantizado en la de ‘biofiltros’, lo que podría obligar a utilizar productos químicos, originando unos residuos que ‘en vez de poder utilizarse después vía compostaje para abonos u otros usos, habría que tratarlo como un residuo peligroso’.

Esta disyuntiva debe ser analizada en profundidad para escoger la opción más beneficiosa durante el estudio del proyecto de obra, que según manifestó el presidente de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico, Jor ge Marquínez, ‘debe iniciarse con rapidez’.

Precaución


No obstante, de cara a conseguir la más moderna de las depuradoras y teniendo en cuenta que los trámites previos a la construcción de la planta podrían prolongarse durante dos años y las tecnologías van en avance, el propio Marquínez insta a ‘no quedar atados ahora a una decisión’ y que cuando se licite la obra se deje abierta la puerta a que en el trámite de contratación se pueda hacer una oferta final porque en dos años ‘puede avanzarse mucho’.

En el futuro proyecto de construcción de la depuradora se recogerán la tecnología y mecanismo para evitar cualquier posible molestia a las viviendas más próximas.

Independientemente del tipo de estación depuradora que se seleccione, el coste de ejecución estará próximo a los 60 millones de euros, variando únicamente los costes de explotación.

El principio del fin para una vieja instalación condenada al derribo


La actual estación depuradora de aguas residuales de la ciudad fue construida en 1989 con una inversión de 700 millones de las entonces pesetas, pero estuvo muy poco tiempo al margen de las críticas. La instalación nació pequeña y casi desde el principio presentó importantes dificultades para asumir la depuración de todos los residuos generados por la población ourensana. Cuando se construyó la planta se calculaba que llegarían 24.640 metros cúbicos de aguas residuales al día, pero en 1996 tenía que soportar ya diariamente 50.000 metros cúbicos. Aunque fue objeto de diferentes mejoras, nunca se incrementó su capacidad de tratamiento.

Asimismo, la parte de desengrase y desarenado de los residuos que llegaban a la depuradora pronto dejaron en la zona malos olores y la proliferación de mosquitos y otros insectos, dado que no contaba con un sistema de desodorización adecuado. A lo que se añadió también que el colector de salida de agua tratada estaba a escasa distancia del a propia planta depuradora, lo que originó una especie de laguna junto al Miño que también se convirtió en una importante fuente de olores.

Y todo ello, teniendo en cuenta que había un núcleo de población, el de Reza, a escasos metros de la planta, dado que incumplía el requisito de estar a una distancia de 2.000 metros de las casas, hoy derogado, pero entonces vigente.

Reacción

Los problemas de la depuradora de Reza en el entorno dieron lugar a la creación de una asociación de vecinos que no dejó de presentar su malestar por todas estas molestias, hasta tal punto que acabó poniendo el asunto en manos de la justicia. El Juzgado le dio la razón, con sentencia firme en 2006, y por eso se ha tenido que trabajar para hacer una nueva.





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