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El fallido viaje de Perú a Baños de Molgas: “No nos dijeron la verdad”

El primer grupo de trabajadores durante su despedida en el aeropuerto antes de venir a España.
photo_camera El primer grupo de trabajadores durante su despedida en el aeropuerto antes de venir a España.
Este chófer peruano ya gastó casi 10.000 euros de su bolsillo mientras espera la resolución de Extranjería para trabajar

César Campos llegó a Baños de Molgas procedente de Lima, en Perú, con el primer grupo de veinte trabajadores peruanos que se iban a formar como conductores. Se instaló en un hotel de la villa con sus compañeros a finales de septiembre del año pasado, pagando de su bolsillo el billete de avión. Para finales de ese año, calcula haberse gastado 5.000 euros de su bolsillo entre alojamiento, alimentación y cursos.

“Como ellos (Nukloo, la empresa que les captó en Perú) no quieren asumir el riesgo del coste, y tampoco las empresas, nos piden que nosotros paguemos el CAP (permisos europeo para conductores profesionales), el pasaje aéreo, la estadía, el hotel… en mí no han invertido un céntimo”, critica Campos. Ante esta situación, él y otros tres compañeros abandonaron la tutela de Nukloo, y a través de un vecino de Baños de Molgas, Xan Alcobía, que presta asesoría a empresas de transporte, llegaron a un acuerdo con la firma Expediciones Galaicas para incorporarse como conductores.

Desde entonces, estos cuatro profesionales reciben de la nueva empresa una ayuda de 400 euros mensuales, pero sus gastos siguen estando entre 1.200 y 1.500, después de haberse reunido sus familias en España. Todo de sus ahorros

Omisiones

Cuando le presentaron el proyecto, Nukloo lo anunció como una oportunidad para el relevo generacional de conductores profesionales, así como una opción para repoblar zonas muy envejecidas, por eso Baños de Molgas había sido la villa escogida para su puesta en marcha. Pero ni él ni sus compañeros fueron informados de ello, según Campos. “Desde origen, en Perú, nunca nos indicaron que estábamos incluidos en ese programa”, relata.

“Nos quedamos sorprendidos. Nos enteramos de que íbamos a llegar a Baños de Molgas unos días antes de viajar. Sí nos dijeron que íbamos a un punto específico, y que los primeros días estaríamos en un hotel; y allí íbamos a hacer el curso del CAP”, añade. Otra de las cuestiones de las que se enteraron ya llegados a Ourense fue que se les descontarían los gastos de estancia y formación de sus futuras nóminas.

“Nos dicen claramente que no lo van a descontar, que el gasto se pagaba por  acuerdo entre empresas. Sin embargo, a la hora de firmar con las empresas, aparte del contrato nos presentan una carta de compromiso, donde se indica un monto aproximado que nos van a descontar. Teníamos que devolver más de 2.500 euros”.

El atasco de los trámites se atribuye a un exceso de celo

 Xan Alcobía, vecino de Baños de Molgas, está al frente de una asesoría de Maceda. A petición de un cliente, Expediciones Galaicas, contactó con cuatro trabajadores del primer grupo de veinte llegados de Perú ofreciéndoles trabajo sin el apoyo de Nukloo, ya que encontró excesivas las peticiones de la empresa de captación. A pesar de ir por su cuenta, tampoco ha podido evitar el atasco de sus expedientes en la oficina de Extranjería de Ourense, si bien matiza las dificultades existentes. “Non hai un problema grave a nivel documental, nin nada que se lle pareza. Quizais si un exceso de celo”, explica Alcobía. “A persoa que me atendeu facilitoume moito as cousas, pero o certo é que a administración non é facilitadora. Temos empresas, temos traballadores; busquemos puntos de encontro”, insiste, en referencia a la lentitud con la que los expedientes de estos futuros conductores se están resolviendo. 

A pesar del atasco, Xan cree que la lentitud burocrática no se limita a las oficinas de Extranjería; sino que es un problema endémico del sistema. “Eu non notei falta de colaboración”, reconoce. “Si hai moita carga burocrática, pero este é un país terrorífico. Falamos de persoas, familias e empresas que moitas veces non teñen o necesario para resolver os trámites. O ideal sería un ambiente facilitador”. La última noticia que recibieron los futuros chóferes fue en enero, cuando se les informó de que los expedientes estaban completos, y solo faltaba la resolución.

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