TALENTO OURENSANO

Jota, el "ingeniero" autodidacta

Ramón Joaquín González -"Jota" o "Jotiña"- guarda infinidad de tesoros en su casa de Mende, desde una réplica del Puente Romano a otra de As Burgas. Pronto terminará el del Milenio. Pero el verdadero tesoro es él.

Ramón Joaquín González, 71 años, de profesión jubilado; de vocación, constructor. A pequeña escala, pero constructor. Principalmente de obras emblemáticas ourensanas "porque son un símbolo de mi ciudad, en la que nací y en la que vivo", asegura. En su casa de Mende sobresalen una réplica del Puente Romano y de la fuente de As Burgas, hechos con piedra pómez, el del Milenio está en pleno proceso. "Tiene un don", subraya Ana, su hija mayor. Esta carrera arranco con el edificio de Radio Televisión Española, el conocido Pirulí. Por el camino quedó el estadio Santiago Bernabéu, pero el fallecimiento de su mujer hace siete años frustró ese sueño. Ramón es también un excelente bailarín. Y coleccionista. Y madridista. "Parezco Cristiano Ronaldo", se despide, abrumado, cuando encadena visita tras visita.

Porque Ramón es muy tímido, es de esos hombres que se quitan importancia. Nació en 1946, en plena postguerra. "Nací en una época difícil, no había más que pobreza. Me crie junto al cementerio y en esa calle sólo había zapateros, barberos y carpinteros. Recuerdo un váter para 15 familias. Yo sé de donde vengo y hacia donde me dirijo", remarca.

La vida le llevó por los derroteros de la seguridad. Fue policía local durante 36 años. "Una lesión en la rodilla precipitó la jubilación, era el año 2008", recuerda. Fue entonces, sin horarios, cuando dio rienda suelta a su amor por la construcción. Pero esa alegría le llegó mucho antes, cuando era un niño. "Tendría siete u ocho años, mi padre era zapatero y cerca había un escultor sordomudo que trabajaba haciendo cosas en yeso. Yo observaba. También me gustaba jugar a la pelota", detalla.

Un día se atrevió con una réplica del estadio Bernabéu. "Ya tenía hecho el armazón. Pero falleció mi mujer y tiré con todo", explica. El Pirulí sí está acabado. ¿Por qué el Pirulí? "Porque sí, lo vi en una revista y me gustó", responde. Todo porque sí, un poco como es él.

Llegamos a los edificios emblemáticos de Ourense. "Hice el Puente Romano y As Burgas con piedra pómez porque los originales son de piedra. Fui a verlos un domingo por la mañana, llevé cinta para saber el largo. Los turistas me miraban y se señalaban la sien, como si estuviera loco. La piedra la compré en la ferretería, en tacos. Tuvieron que pedir más porque las agoté, me dijeron que nunca habían vendido tantas", relata.

En marcha está el Puente del Milenio. No se marca plazos para acabarlo porque "hago estas cosas cuando tengo ganas. Igual estoy una semana sin tocarlos. El Puente del Milenio da mucho trabajo, son muy importantes los tirantes que sujetan la plataforma, de cuatro metros de largo. Tienen que tener fuerza suficiente para aguantar. Lo empecé hace dos meses, yo creo que en uno más lo tendré terminado", adelanta. Pero con cautela, que no todos los momentos libres son para sus monumentos. "Muchas veces -confiesa- me pongo a hablar con cualquiera y no toco una maqueta".

Es Ramón lo que siempre se ha definido como un parto bien aprovechado. La albañilería es otro de sus puntos fuertes, tanto que rozó la victoria en los concursos provinciales. La rozó porque al mismo tiempo otra de sus habilidades, la danza, le llevó a salir de gira. Actuó en Fráncfort, en Mónaco ("Fueron las dos veces que monté en avión", refiere), y fue allí donde vio jugar al Real Madrid y donde en el casino se encontró con el extenista Manolo Santana cuando en un casino no entraba cualquiera. "¿Si me fue bien? Ni bien ni mal, estuve de mirón, como él (Santana)", explica.

"Hace dos años estuvo muy malito", apunta su hija Ana, pero a la vista está que salió adelante. "¿Lo próximo? Me gustaría la catedral, pero es demasiado difícil", se excusa, como si hubiera algo difícil para él. Así que se va a centrar en su casa de Mende, en la que vive desde que se casó. "Quiero dejarla como está ahora", aclara.

"No tengo ningún mérito, esto que hago yo lo podría hacer cualquiera que se ponga. Que quieren darme mérito, pues bienvenido sea", concluye así, como es él, quitándose importancia. 

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