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Las dos brújulas de Trabazo

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photo_camera Retrato de Luis Trabazo y dibujo de la misma imagen, publicada en La Región.

Se cumplen 40 años de la muerte del pintor y escritor ourensano Luis Trabazo, un intelectual "olvidado" para muchos y en cuya tumba, en el cementerio de San Francisco, su epitafio apunta a lo que él llama dos "nortes de vida".

En la lápida de Luis Trabazo, en una placa gastada por el tiempo en el cementerio de San Francisco, se lee el siguiente epitafio: "La fraternidad y el arte fueron el norte de su vida. Recuerdo de sus amigos, de su esposa, de su hijo. 1912-1978". Hace 40 años del último suspiro de un ourensano que tuvo como brújula vital a los amigos y al arte, especialmente la pintura, aunque la descubrió muy tarde. Quizás demasiado.

Faílde, Arturo Baltar o Buciños fueron alguna de esas brújulas, de ese "norte de vida" que se llevó a la tumba. Sin embargo, el amigo de los amigos, Luis Trabazo, es considerado por muchos un personaje olvidado. Escribe Manuel Rego en La Región que "foi unha gran figura relevante da nosa intelectualidade, un ourensán esquecido como outros".

Del ourensano dicen que fue un gran ajedrecista, un tipo raro que pintó demasiado tarde y escribió sobre el modernismo

Los que le conocieron lo definen como un tipo raro, un personaje de los de mil anécdotas. Ganó, por ejemplo, la Medalla al Mérito Individual cuando participó en la Guerra Civil. Y, sobre este hecho, hay más de una versión. En aquella época trabajaba en la revista "Misión", dirigida  en Madrid por otro ourensano: Manuel González Cerezales. También fue colaborador de la revista cultural "Índice de Artes y Letras", también en la época madrileña. En la capital llegó a dirigir una galería de arte.

Para La Región escribió sobre el modernismo en Ourense, artículos que le valieron numerosos elogios. Le fascinaba Vázquez-Gulías. "Tenemos en Ourense una pieza urbanística que a mi parecer es de lo más extraordinario. El conjunto para decorar los antiguos jardinillos de Concepción Arenal", señalaba Trabazo en uno de aquellos textos. Se acordó también de las obras desaparecidas del arquitecto ourensano: "El Hotel Roma era otra joya modernista", decía Trabazo. Escribió un tratado de filosofía política en 1969: "Violencia o razón", pero su obra más ambiciosa fue "Piedra, barro, bronce", al final de su vida, donde homenajeó a sus amigos artistas y los dio a conocer en Madrid. En el antiguo Hotel Parque dejó a otros amigos. Pertenecía a la peña de jugadores de ajedrez de los años setenta y de él dicen que era un gran ajedrecista. 


La pintura, su norte tardío


Conoció el oficio de la pintura a los 40 años y de él destacan sus obras de paisajes. Óleos, acuarelas y dibujos de un personaje curioso que amó a los amigos y al arte.

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