Leonardo Lemos: “La amnistía es una injusticia. Si lo hago yo, tendría que irme a Pereiro”

Leonardo Lemos es el obispo de Ourense

Leonardo Lemos (Barallobre, Fene, 1953), obispo de Ourense, sale de una entrevista y entra a otra. Es Navidad -tiempo de paz, dice la fe- y siempre es pertinente la conversación con el máximo representante de la Iglesia en Ourense. Ya en el despacho, bromea con que si las preguntas serán muy difíciles. “¿Voy a aprobar?”, pregunta. Conoce como nadie los problemas de la Diócesis y, aunque lleva chuleta, casi no la mira para dar el dato exacto de las cantidades ingentes de raciones a las que hace frente Cáritas en su comedor. Son 170.000 menús en lo que va de año: 60.000 más que en 2022. La comparativa la aporta el prelado: él mismo ha hecho un informe. Las 566 personas al día que no pueden pagarse un plato de comida son una bofetada de realidad para todos los ourensanos. En las páginas de este diario, hace apenas unos días, otro guantazo para reflexionar: el Concello de Ourense prescinde de ayudas sociales, reduce pisos de emergencia y carece de planes para los sintecho -que no dejan de aumentar- en Navidad. Monseñor habla claro de pobreza, pederastia, política o curas ‘showman’ que no dan la misa como Dios manda. Al final, llega tarde a la Cope por ser generoso en la conversación.

Navidad siempre invita a acordarse de los más necesitados.

Los datos de Cáritas en nuestra ciudad son preocupantes. La navidad es fiesta de luz, pero no podemos negar que son fiestas de excesivo consumismo. Sé que se van a enfadar por lo que digo, pero contrasta ese afán de consumismo con la cantidad de necesidades que tenemos. El comedor de Cáritas ha aumentado un montón. Recomiendo a todos, sean católicos o no, que hagan una suscripción a Cáritas. No nos cuesta nada que a lo mejor de nuestra nómina podamos prescindir de 10, 20 o 60 euros.Esta Diócesis también tiene sus hipotecas y sus deudas. No puedes imaginar la cantidad de dinero que tenemos que destinar únicamente para construir muros, los que sostienen los camposantos o capillas. Luego viene Patrimonio y tiene que tener unas características y nos cuesta multiplicado por tres. La economía pega bandazos en nuestra España de bienestar, en la que hay muchísima gente que no podrá celebrar bien las navidades.

Cáritas es la Iglesia. ¿Qué le parece que el Concello de Ourense prescinda de las ayudas sociales, reduzca los pisos de emergencia y no tenga planes para Navidad para las personas sintecho? Supongo que la Iglesia hace un esfuerzo por hacerse cargo de toda esta gente.

No tengo contrastados esos datos. Antes había una ayuda de 100.000 euros y el alcalde la duplicó. Sé que es una situación problemática. En nuestra ciudad hay que dialogar. El Casco Antiguo es bellísimo y está ensuciado. Esto no es solo problema del Concello. Estamos abandonados un poco de la mano de Dios. Ourense no es A Coruña ni Santiago. Me da mucha pena ir a la Catedral los domingos y encontrar que en la parte de atrás de la capilla de San Juan huele que apesta porque la usan de urinario.

Dijo en alguna ocasión que, igual que a muchas familias, al Obispado le cuesta llegar a fin de mes. ¿Ha empeorado la situación?

Sí, porque al tener deudas y subir el euríbor, se han multiplicado los gastos, sobre todo a las entidades bancarias. Y ha subido todo. La Diócesis tiene muchos hogares y se ve en lo que se está aportando a Cáritas y a otras instituciones.

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, en su despacho del Obispado, en la rúa Progreso, durante la entrevista.
El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, en su despacho del Obispado, en la rúa Progreso, durante la entrevista.

¿El tema social absorbe mucho del dinero del que disponen?

Sí. Más de 100.000 euros asignados solo para eso, luego está la estructura: poner a disposición de fundaciones varios pisos en la ciudad, por los que no recibimos ni un euro. Ahora mismo la red de pisos de acogida de Cáritas acoge a 44 personas. Esto no viene del cielo. Nuestro pueblo es generoso en dar limosna en sus parroquias, pero para ayudar al obispado, como lo ve más distante, que se arregle. Yo me arreglo con mi pequeña nómina y vive conmigo mi madre, que gana más que yo, es pensionista.

¿Gana mucho más?

Sí, es viuda de un oficial de la Armada. La Iglesia procura estar ahí, al servicio de nuestras parroquias del mundo rural. Pero cuando se trata de dar el paso, y eso se ve en la campaña de la Iglesia diocesana, recaudamos 30.000 euros.

¿Y la ‘X’ de la renta?

Eso es otra cosa. A mí me viene bien porque todos los años me devuelven algo. Y cuando me dicen los curas que Hacienda les cobra, les recomiendo que se unan a la delegación de misiones, a Cáritas, a Manos Unidas... Porque estas entidades deducen. Yo lo hago.

Seguro que la gente piensa que el obispo, una institución, cobrará muy bien…

Para nada. Mi nómina son 1.500 euros. La ventaja es que vivo en este cuartelón y la Diócesis no me cobra el piso (ríe).

Entonces la ‘X’ no ayuda.

Nosotros no podemos vivir de la ‘X’, tenemos mucha gente mayor, que no hace la declaración. Si tuviésemos que vivir de la ‘X’ que marcan nuestros ourensanos no llegaríamos a final de mes, se deducirían 1,6 millones. Y tenemos más de 700 parroquias, en algunas tenemos que ayudar a pagar la luz.

En Entrimo están con cubos porque llueve en el templo. Preocupa.

Entrimo es una joya. Es horroroso, nos llueve y hay que cambiar toda la techumbre. Es un pastón. Pero no podemos tocarlo sin permiso de Patrimonio. A veces nuestros paisanos dicen: “Hai que retellar”. Sí, pero si es un monumento de categoría, las dificultades se multiplican.

¿Es complicado lidiar con Patrimonio?

No con Patrimonio en sí, con los funcionarios. Es normal que haya medidas de prudencia, porque hace años se hacían cementerios de manera anárquica.

El feísmo gallego.

Tremendo. Reconozco que hay que seguir las pautas, pero ralentiza la ejecución. Es curioso que la Iglesia tiene que preocuparse de los cementerios cuando debería ser la entidad social por antonomasia, que es el Concello, la que debiera preocuparse de esta realidad. Le estamos solventando muchos problemas a los concellos con los cementerios.

Está todo más caro, ¿cómo llevan el coste de la vida?

Sí. Tengo un consejo de asuntos económicos donde se presentó un presupuesto para el año que viene que ya de comienzos nos daba deudas. Se ha hecho otro estudio, pero utilizando el recorte: desde suscripciones, reprografía...

¿Siguen teniendo su propio vino? En eso ahorrarán.

No, cuando llegué hace 11 años había una casa parroquial que tenía una bodega, pero era un fracaso administrativo y gracias a Dios nos deshicimos de ello. Dicen que se fabricaba buen vino, yo no sé si lo era, últimamente no lo tomaba nadie porque aquello era un verdadero vinagre. Nosotros no estamos para esto. La Iglesia no es una empresa, es una familia.

¿Qué tal está el Seminario? Ayudará que llegan muchos curas de Latinoamérica, ¿no?

No tenemos muchos, comparado con otras Diócesis, pero sí alguno. Algunos sacerdotes no lo ven bien, pero yo les digo: “¿No te das cuenta que en Ourense están censados 8.000 venezolanos?”. Es normal que se haya atraído a gente y tengamos a tres sacerdotes de Venezuela con nosotros.

Y para el relevo generacional será una ayuda.

Sí. Hay un chico joven con expediente excepcional, que se puso en contacto para venir. No admitimos a cualquiera. Analizamos, pedimos informes de todo tipo: psicológico, problemas de menores, legales... Todo antes de abrir la puerta. Hace poco hemos tenido que poner a tres seminaristas en la calle. Uno está por ahí y a otros los han admitido, a uno en otra Diócesis y a otro en una congregación de frailes.

¿Por problemas de …?

Porque se vio que no reunían las cualidades para ser sacerdotes. En la convivencia se detectan cosas, se avisa y si no hay rectificación, se les dice que tienen que abandonar.

El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, en su despacho del Obispado, en la rúa Progreso, durante la entrevista.
El obispo de Ourense, Leonardo Lemos, en su despacho del Obispado, en la rúa Progreso, durante la entrevista.

Siguiendo al Papa Francisco, hablan más abiertamente de abusos.

Yo creo que el que marcó una pauta fue Benedicto XVI. La Iglesia es la única institución con un protocolo severísimo con respecto a las personas que trabajan en la Iglesia. En unos días, los obispos gallegos presentaremos una guía de buenas prácticas para protección de menores.

La Conferencia Episcopal dice que hay que indemnizar a las víctimas. En Ourense, ¿tienen algún plan?

Como Iglesia en Ourense tenemos problemas con la indemnización, porque no somos capaces de llegar a fin de mes. En caso de gravísimas dificultades, si tuviéramos que hacerlo, atenderíamos a los tribunales de justicia, que nos establezcan ellos la indemnización. Sobre las víctimas, como hay dos casos judicializados, no quiero entrar en el tema.

En todo caso, ¿tienen planes para hacerse cargo de las víctimas?

Sí, el Instituto da Familia, en donde hay un servicio gratuito de atención psicológica, con abogados y asesores.

¿La Iglesia nunca tuvo problema en apartar a los agresores?

Desde que yo soy obispo, me doy cuenta que hay una normativa respecto a todo esto que mis predecesores no tenían a la hora de actuar cuando hay una denuncia. 

¿Qué opina de los rezos de Ferraz?

La situación sociopolítica actual es muy complicada. Y ante la preocupación de la gente, hay reacciones para todos los gustos. Llama la atención que un grupo de jóvenes tome la determinación de rezar el rosario delante del palacio del presidente del Gobierno. ¿Qué quieres que te diga? Dentro de la Iglesia se respira libertad y cada uno es libre de manifestar sus sentimientos religiosos, sin ofender a nadie.

¿Qué le parece la ley de amnistía? ¿Todo el mundo tiene perdón de Dios o esto ya es demasiado?

Una cosa es el perdón, que todos necesitamos, y otra es la justicia. Y yo no sé si en este tema se está cometiendo una injusticia de cara al resto de los españoles.

¿Tiene duda o es un “no sé” a la gallega?

No, no es a la gallega. Yo, evidentemente, no estoy de acuerdo con este proceso, encierra cierta estructura de injusticia porque yo como ciudadano, si hago alguna cosa de las que hacen estos ciudadanos, yo tendría que irme a Pereiro de Aguiar. Sin rechistar. Y tú también. Pero no solo tienen privilegios, se han llevado dinero. Esta génesis está provocando una situación social de disgusto y hay gente que tiene miedo a lo que puede pasar.

¿Qué tal se lleva con las nuevas tecnologías? Los curas ‘showman’ no le gustan.

Creo que lo dijo monseñor Lorca. Si celebras la eucaristía no puedes estar también con una mano enfocando y con la cámara. El sacerdote está a lo que está.

¿Y la gente a la que le suena el teléfono en la misa? 

Me pasa con frecuencia, gracias a Dios estamos ya curtidos. Alguna señora mayor coge. Lo único que hago es subir un poco el volumen (ríe). Se habla mucho de los niños, pero también hay que enseñar a nuestros mayores a usar las nuevas tecnologías.

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