La Inteligencia Artificial (IA) generativa preocupa a la Iglesia. “La posibilidad de que un sacerdote ficticio y una homilía ficticia se dé, está hoy a la orden del día”, aseveró ayer en Madrid el obispo de la Diócesis de Ourense, Leonardo Lemos, en la presentación de un documento con orientaciones para las retransmisiones de las misas.
Leonardo Lemos, también presidente de la Comisión Episcopal para la Liturgia, presentó esta guía sobre buenas prácticas ante el riesgo de que las homilías se conviertan en un “espectáculo”. Lemos advierte de que las eucaristías difundidas por televisión o redes sociales pueden propiciar que el sacerdote se convierta en un “showman”. “Estas orientaciones van más dirigidas a los sacerdotes para evitar que cada uno se convierta en cámara, productor, guionista, en una especie de showman”, manifestó el obispo ourensano.
Y, aunque el documento no se refiere explícitamente al mal uso de la inteligencia artificial, Lemos reconoció que también se trata de un peligro. El motivo, que se puede “suplantar a una persona o incluso utilizar la misma voz”.
Deepfakes
El obispo se refiere a la proliferación reciente de “deepfakes”. Traducido del inglés, “falsos profundos”. Este término de nuevo cuño se refiere a imágenes, vídeos o audios manipulados mediante herramientas de inteligencia artificial, cuyos veloces avances facilitan el acceso del público general.
Sus usos pueden ser inocentes: por ejemplo, juntar a Pedro Sánchez y Puigdemont cantando “Colgando en tus manos”, como en un meme de reciente viralización en internet. Sin embargo, una mala praxis puede dar lugar a material falso que se hace pasar por real, e incluso a delitos de suplantación.
Mal uso de la tecnología
La Iglesia no escapa a los nuevos tiempos y quiere estar alerta ante estos malos usos de herramientas tecnológicas cada vez más populares. La retransmisión de misas por internet se extendió durante los últimos tiempos para facilitar el acceso a los fieles a la liturgia.
Lemos recuerda que “no se trata de una recreación teatral o una composición ficticia”. Una vez concluida la misa, el documento también insta a eliminarla de la plataforma donde se haya retransmitido para evitar su “trivialización”. Una trivialización ante la que la Iglesia ya está alerta.
