La convención popular fue la de confirmación de Manuel Baltar Blanco al frente del PP de Ourense, la que le ha dado un apoyo histórico al ser el único candidato y haber optado por aglutinar sensibilidades.

Manuel Baltar se consolida con un comité integrador

Como una balsa de aceite.
El XVI congreso del PP de Ourense pasará a la historia por ser la convención de la integración y la que ha permitido que el flamante presidente lo sea con el abrumador resultado de un 94,6% de apoyos entre todos los votos emitidos. Porque la composición del comité ejecutivo, con una notable presencia ahora de los que hace tres años optaron por la candidatura derrotada de Jiménez Morán, fue la guinda a un apoyo abultado hasta casi la aclamación. Algunos de los repescados conocieron su pertenencia a la nueva dirección ayer mismo, pues Manuel Baltar no cerró la ejecutiva hasta poco antes del inicio de la convención, pero la abrazaron sin reticencias. Fuera quedaron cargos ya retirados de la política, inmersos en procesos judiciales o, simplemente, 'víctimas' de una renovación que alcanza al 60%.

La dirección del PPdeG se rindió al triunfo de Baltar Blanco , que también recibió el reconocimiento del presidente de honor, Xerardo Fernández Albor, de cuyas palabras -y del elogio del presidente de Lugo, Barreiro, a la familia Baltar en su totalidad- llegó el recuerdo del anterior presidente, José Luis Baltar, ausente de la convención, pero al que calificó de 'gran político' al tiempo que desvelaba que, en realidad, sus hijos también llevan como segundo apellido Baltar. Fue también Albor el que auguró grandes éxitos al reelegido presidente, hasta el punto de que a Baltar Pumar, dijo, se le recordará por ser el padre de Baltar Blanco.

En un pasillo del Paco Paz se vendía 'Falemos de Ourensanía', el sentir político del presidente, y fuera se manifestaban afectados por las preferentes -Feijóo y los presidentes provinciales comprometieron apoyo a sus demandas- y otro grupo contra el 'xenocidio financiero', y sus gritos se oían por momentos en el interior del Paco Paz, hasta que el himno gallego (con el que se cerró el acto) y los aplausos de los más de 1.400 asistentes taparon las quejas.

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