La Policía detuvo a otras dos personas como presuntas autoras del secuestro, pero el juez las dejó en libertad con cargos

El menor raptado en Portugal iba a ser vendido como esclavo en La Rioja

El detenido, escoltado por la Policía. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Dos vecinos de la ciudad, María J. V., de 25 años, e Iván M.F., de 26, fueron detenidos por la Policía Nacional por su presunta implicación en el secuestro del menor de San Joâo de Vizela (Portugal), liberado el pasado 16 de este mes en una vivienda de Santa Mariña do Monte, en Ourense.
Los dos arrestados prestaron declaración en la mañana de ayer ante la titular del Juzgado de Instrucción número 3 de Ourense (encargada del caso) y quedaron en libertad provisional.
Ambos llegaron esposados al Pazo de Xustiza sobre las once y media de la mañana y no comenzaron a declarar hasta las dos de la tarde. Apenas una hora después abandonaban las instalaciones judiciales sin hacer ningún tipo de declaraciones referentes al rapto, ansiosos por llamar por teléfono a su familia para informarles de que habían quedado libres y lamentando la mala noche que habían pasado en el calabozo de la Comisaría.

Los agentes de la Unidad de Delincuencia Especializada y Violenta (UDEV) los arrestaron en la tarde del jueves, a él en su propio domicilio y a ella en un campo de fútbol, a donde se había desplazado para ver jugar a su hijo.
Los agentes ya arrestaron el pasado 16 de abril a otras tres personas, Paulo R.S.F. y María del Carmen R.P., además de un tercero, con iniciales Francisco Javier G.P. Todos permanecen en prisión como presuntos autores del rapto.
Los dos detenidos este jueves y puestos en libertad provisional, según fuentes policiales, mantienen lazos de amistad y de trabajo con los anteriores, aunque negaron tajantemente ante la jueza que tuvieran conocimiento del rapto y de la presencia del menor en la vivienda de Santa Mariña.

La Policía Nacional continúa con la investigación. Hasta la ciudad de As Burgas se desplazaron agentes de Madrid para coordinar las pesquisas, que se están llevando a cabo en colaboración con la Policía Judiciaria portuguesa. Según pudo saber este periódico, los presuntos secuestradores contactaron con el menor, que tiene otros siete hermanos, a través de internet, y para ganar su confianza le prometieron trabajo en España. De hecho, no le iba falta tarea, pero como 'esclavo' en fincas de Navarra y de La Rioja, dado que sus captores tenían previsto venderlo en los próximos días, según fuentes policiales,por 5.000 euros para trabajar en el campo.

Compradores

La Policía intenta localizar a los posibles compradores con el objetivo, por un lado, de clarificar si tienen a más jóvenes retenidos y, por otro, si los tres detenidos en Ourense pertenecen a una red que trafica con seres humanos para explotarlos.

Mientras, la Policía portuguesa revisa todos los expedientes de las personas desaparecidas en los últimos dos años, sobre todo si son jóvenes con escasos recursos económicos, por si pudieran haber sido captados por la supuesta organización y si ésta tiene contactos en Portugal.

Obreros esclavizados y patronos detenidos

La captura de jóvenes sin recursos e incluso con minusvalías en Portugal para ser forzados a trabajar en tareas agrícolas en España ya no es nueva. En noviembre del 2009, la Guardia Civil liberaba a 24 operarios cuando trabajaban en una finca de Valladolid después de detener a sus 'amos', un matrimonio de origen portugués afincado desde hace años en España. La operación se inició después de que uno de los jóvenes lograra escapar y, al llegar a Portugal, denunció la situación en que se encontraban sus compañeros. En marzo de 1997, el instituto armado liberaba a otros 91 trabajadores lusos en varias fincas de Navarra, después de detener a 17 personas, sus patrones, todos ellos naturales de Portugal, aunque afincados en España. Las víctimas fueron trasladadas a España con la promesa de un trabajo remunerado, pero después sus 'dueños' los explotaban trabajando en el campo, tras contratar tareas agrícolas en fincas cuyos propietarios aseguraron desconocer que la empresa a la que habían contratado el servicio estaba utilizando esclavos. Los jóvenes residían en barracones sin servicios y cobraban tres euros al día

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