La llegada de nuevos habitantes al campo es escasa y no contribuye a paliar el fuerte envejecimiento

Las mujeres optan cada vez más por abandonar el medio rural para buscar mejores expectativas

En los últimos años se está incrementando el fenómeno de ‘masculinización’ del rural ourensano, debido a la marcha de mujeres jóvenes a zonas urbanas, en donde encuentran mejores expectativas profesionales y calidad de vida.
El envejecimiento provoca elevadas tasas de discapacidad que, en el caso ourensano, son las mayores de Galicia. Se trata de una situación que se produce también en ámbito urbano, pero es en el medio rural donde más difícil resulta atender a este colectivo, ya que la gran dispersión de servicios asistenciales motiva que el cuidado de las personas dependientes sea asumido en el ámbito doméstico.

Este hecho condiciona, en muchos casos, la emancipación residencial y la trayectoria profesional de las mujeres que habitan en núcleos rurales, pues son ellas las que asumen de forma mayoritaria la atención de dependientes. A ello se une la falta de oportunidades laborales y la disponibilidad de servicios (por ejemplo, la falta de guarderías), lo que está provocado un fenómeno de ‘masculinización’ del rural, ya que cada vez más mujeres se marchan a las áreas urbanas en busca de mejores expectativas. Actualmente, por cada 100 hombres residentes el medio rural ourensano, hay 88 mujeres (cuando, por el contrario, en Ourense residen más mujeres que hombres), cifra inferior a la media gallega (92 féminas por cada varón en el rural). Las que se marchan son fundamentalmente jóvenes (se van en mayor medida que los chicos), lo que provoca que la edad media de las ourensanas del rural sea de casi 50 años, frente a los 46 de media masculina.

Este fenómeno se contrapone al que se producía en décadas anteriores, cuando los que emigraban eran la mayoría hombres que iban a buscarse la vida en el extranjero y muchas mujeres permanecían en los hogares, al cuidado de la familia y la explotación agropecuaria.

‘Neorrurales’

La llegada de nuevos habitantes al medio rural -que dejan su residencia en la ciudad para instalarse en el campo y que el estudio denomina ‘neorrurales’- no contribuye a paliar este problema. En Ourense este fenómeno se ha registrado de modo puntual, concentrado en ciertas comarcas como Allariz, aunque en muchos casos lo protagonizan personas que se jubilan o prejubilan, lo que ahonda en el envejecimiento. El traslado al rural ourensano de jóvenes en edad de formación de familias es ocasional y, además, suelen tener formación y desempeñan su trabajo en áreas urbanas o industriales.

La llegada de inmigrantes al rural es un fenómeno de escasa intensidad. Los extranjeros que se instalan en el campo lo hacen vinculados a determinadas actividades (construcción, agricultura...) y son en su mayoría hombres, lo que contribuye a la masculinización rural. En todo caso, el informe de La Caixa sitúa a Ourense como una de las provincias con menos población inmigrante en áreas rurales.

Te puede interesar