Los casos de otras ciudades españolas demuestran que la planificación previa es fundamental para aprovechar su potencial

Turismo y hostelería son los sectores que más se dinamizarán con el AVE

El sector terciario -y más en concreto el turismo y la hostelería, aunque también servicios a empresas o comercio- constituye el principal beneficiario de la llegada del tren de alta velocidad a otras ciudades españolas.
Aunque es difícil encontrar un ejemplo extrapolable a Ourense (sea por tamaño o proximidad a grandes urbes, entre otros factores), el análisis de los efectos socioeconómicos en ciudades con AVE permite ir implantando medidas para aprovechar su potencial cuando llegue a la ciudad. De hecho, esas dinámicas previas-que no existieron en las primeras urbes a las que llegó el AVE, pero sí en aquellas en las que lo hizo recientemente- determinan en gran medida que la repercusión de la alta velocidad sea positiva.

Puertollano, Ciudad Real y Córdoba son las ciudades intermedias de la primera línea de AVE de España, Madrid-Sevilla, que entró en servicio en 1992. Aunque las dos primeras tenían un tamaño similar entonces y están próximas a Madrid, los efectos en ellas fueron opuestos: en Ciudad Real se abrió una etapa de crecimiento económico, mientras Puertollano continuó con el declive que sufría. Así, el turismo de Ciudad Real no aprovechó la oportunidad desde el principio, sino que el mayor crecimiento se registró desde finales de los 90. La principal revolución en esta urbe se produjo en el comercio, que experimentó una gran modernización. Puertollano, con nulo carácter turístico, perdió las pernotaciones de los viajeros profesionales, lo que frenó el sector hotelero, aunque sí creció el de restauración. No obstante, el comercio tradicional no se modernizó y perdió cuota de mercado.

En Córdoba, el AVE fue un aliado del turismo y duplicó la oferta hotelera de calidad, pero el comercio no logró sacar igual provecho.

En Zaragoza, el tren de alta velocidad se convirtió en un acelerador de las transformaciones económicas que se iniciaron en los 90. Esta ciudad quedó conectada con Madrid en 2003 y Barcelona en 2008. Para los viajes profesionales, supuso poder hacer el desplazamiento en el día, sin pernoctar. Sin embargo, no se redujeron los viajeros alojados, sino que el incremento fue continuo. Incluso se abrieron una docena de nuevos hoteles (factor impulsado por la Expo 2008). La capital aragonesa potenció su papel como sede de eventos (ferias, congresos o reuniones de negocio), que se incrementaron un 22%. La actividad empresarial creció de la mano de nuevos proyectos que incluían una oferta de suelo asequible y disponibilidad de servicios, en cuyo desarrollo el AVE incidió positivamente.

Mientras, Valladolid y Segovia tienen AVE desde fechas más recientes (2007). Ambas coinciden en detectar un aumento de turistas, a pesar de la recesión de los últimos dos años. Además, Valladolid se posicionó, ya antes de tener AVE, como ciudad de congresos.

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