Hace un año las residencias de mayores se cerraron a cal y canto. Era necesario. La pandemia golpeaba con virulencia a estos centros que, doce meses después, recuperan viejas costumbres. Por primera vez desde su inicio, dos periodistas de La Región entraron en uno de estos centros para conocer cómo es su rutina tras la inmunización.
La residencia Hermanos Prieto de O Carballiño abre sus puertas para mostrar el día a día de sus residentes, que recuperaron parte de su "vieja" normalidad. "Antes da vacina, estaban divididos por grupos de convivencia e, en cantos quedaron completamente inmunizados, volvémolos xuntar", explica Nuria Iglesias, directora de este centro.
El comedor es el mejor reflejo de que la Hermanos Prieto recobra vida. Si antes comían un usuario por mesa, en tres turnos diferentes, ahora lo hacen de nuevo juntos. "O feito de comer cos demais era algo impensable fai uns meses. Os primeiros días despois de xuntalos foron unha verdadeira festa", recuerda Iglesias, quien veía "necesario" recuperar las rutinas después de la inmunización.
Este fue el primer paso, al que luego siguió el salir de la residencia a principios de marzo tras un año de encierro por culpa del virus, para volver a ser los de antes del comienzo de esta pandemia. "Todo o que viviron afectoulle moito. Non ver ás súas familias, aínda que os mantivemos activos, agudizou os seus estados físicos e psíquicos", señala Iglesias, de ahí la importancia de retomar un poco la actividad colectiva.
Las mascarillas son el complemento diario para sus residentes, lo único que da un indicio de lo que ocurre realmente fuera. A pesar de que ya unieron las unidades de convivencia, los cubrebocas no fallan en el atuendo de mayores y trabajadores. Iglesias asegura que son "moi pesados" con su uso para que siempre las lleven puestas y bien colocadas.
El centro cuenta con 92 usuarios de los 110 a los que puede albergar, alojados según sus grados de dependencia, todos atendidos por los 58 trabajadores de la Hermanos Prieto que duplicaron esfuerzos durante esta pandemia. "Foi moi complicado para todos, tamén para as familias que non os puideron ver durante moito tempo. A incerteza, comprensible nestas circunstancias, era inevitable", afirma Iglesias.
Un brote con seis usuarios positivos, la única incidencia del virus este año
Después de meses luchando para evitar la entrada del virus, este acabó por aparecer en octubre dentro de la Hermanos Prieto. Un brote de seis usuarios positivos es el balance que deja hasta el momento la pandemia en este centro. "É algo moi difícil de afrotnar, pero creo que logramos controlalo rápido", opina Nuria Iglesias. El esfuerzo "e a sorte" jugaron a su favor para que no hubiese que lamentar ninguna pérdida.
Los grupos de convivencia, formados por entre diez y 12 personas, fueron un factor determinante para evitar la expansión del virus: "Os seis contaxios déronse en porsoas que estaban na misma unidade", explica la directora. Esos residentes se trataron en una ala del centro exclusiva para covid.
Las actividades ayudaron a mejorar el estado físico y mental de todos los mayores
Las mañanas son de muchas actividad en la residencia Hermanos Prieto. Los mayores siempre tienen algo a lo que apuntarse. Las sesiones de fisioterapia o la visita del psicólogo dos veces por semana, ayudan a mejorar el estados físico y emocional de estos mayores, que "o pasaron moi mal" en este último año, como destaca la directora, Nuria Iglesias. Esto afectó especialmente a los tres matrimonios que residen en ella, en concreto a Paz y a Nonito, que pasaron semanas separados por culpa del positivo de ella.
Las manualidades también forman parte del día a día de estos mayores, gracias a los trabajadores de terapia ocupacional. Fichas para colorear o recortar, además de otro tipo de juegos, están siempre disponibles para que se entretengan y ayuden a mantener a raya los efectos de la edad. La Hermanos Prieto cuenta con un amplio terreno exterior en el centro de O Carballiño donde pronto pondrán su propio huerto urbano los usuarios de la residencia. Además, un gallinero le acompañará.
La residencia también cuenta con otras inquilinas, las monjas de las Siervas de Jesús de la Caridad que se trasladaron e agosto a O Carballiño. En los momentos de"maior carga de traballo", en concreto a las horas de comer, no dudan en ayudar a los trabajadores. Las hermanas de esta congregación colaboran especialmente para alimentar a los usuarios más dependientes.
