La forma de pedir o hacer favores debe estar clara para nosotros, ya que aparte de dar una pista de nuestra educación, también pondrá de relieve nuestra integridad personal.
El “por favor” además de ser una expresión de cortesía que denota buena educación y facilita que las relaciones personales resulten fluidas y agradables, también se utiliza para solicitar ayuda a nuestros amigos, conocidos o familiares.
La forma de pedir o hacer favores debe estar clara para nosotros, ya que aparte de dar una pista de nuestra educación, también pondrá de relieve nuestra integridad personal.
El favor es un regalo implícito, por lo tanto nadie está obligado a hacerlo. Debemos ser extremadamente respetuosos con la persona a la que nos dirijamos con esta demanda o petición:
-Jamás pediremos algo que pueda comprometer a nuestro amigo a nivel social, personal o de principios o pudiera perjudicarlo de alguna forma.
-Seremos cautos en cuanto a nuestra solicitud, no sobrepasando sus posibilidades y forzando que esa persona tenga que pedírselo a otra, convirtiendo esto en una complicada cadena: “puedes pedirle a … que me ayude a conseguir…"
-No pediremos favores a través de un intercambio, lo que puede resultar hiriente e incluso insultante, casi siempre degradante y con frecuencia tendente a la corrupción: “si me ayudas a… yo te doy…”
-Daremos siempre las gracias, independientemente del éxito o fracaso del resultado “la intención es lo que cuenta”.
Todos nuestros actos en este sentido traslucen una tendencia de transparencia moral en las relaciones humanas y denotan una honestidad o falta de ella.
Nuestra formación va a condicionar nuestra vida posterior, sin necesidad de legislar –a través de una ley de transparencia- aquello que debería ser “de sentido común”.
