Como en los viejos tiempos

Aboubacar recibe la falta personal de Hagins ante la mirada de Awada.
photo_camera Aboubacar recibe la falta personal de Hagins ante la mirada de Awada.
El COB regresó a la cancha de Os Remedios 34 años después y recuperó la costumbre de la victoria contra el Morón tras un final de infarto

De "ganar por 40" a sufrir cada partido como si fuese el último. El COB logró la décima victoria de la temporada en el nostálgico regreso al pabellón de Os Remedios.

La disputa del Europeo II de hockey sala femenino en el Paco Paz trasladó la competición al lugar fetiche de los años ochenta. No jugaba allí un partido de liga el COB hacía 34 años, reducido además en su aforo a 1.000 espectadores. Un ambiente que a muchos recordó grandes gestas del pasado. Un espíritu del que se impregnó todo el equipo de Armando Gómez, mermado antes del partido por las bajas de Dagur Jónsson y Edgars Lasenbergs.

Problemas de inicio, agravados si cabe en menos de un cuarto. Dos faltas del único base puro Javi Marín y de la principal referencia interior, Darius Carter. Añadan la miopía general en el lanzamiento exterior contra un rival que llegó crecido con el ex COB Diogo Brito, dominó el ritmo y comenzaba a creérselo en el segundo cuarto.

En esas difíciles circunstancias, al técnico Armando Gómez le salió buena la apuesta por la juventud de Josep Cera como segundo base, muy celebrado por el público.

También le salió redondo el incremento de minutos del pivot Seydou Aboubacar. Todavía lejos de su plenitud, estuvo admirable en ambos aros, superando todas las limitaciones con una capacidad de sufrimiento e instinto asesino contagiosos. Todo ello sin saltar. Todavía no puede. Bravísimo.

Era lo necesario. Lo que se echó de menos durante el pésimo mes de diciembre. El resto del equipo mejoró sustancialmente el rendimiento defensivo con respecto a otros encuentros y nunca permitió adelantarse al Morón en el marcador más allá del inquietante 39-41 en el minuto 27.

La sequía exterior dejó paso a la tormenta. Gantt comenzó a meter triples al final del tercer cuarto. Del Águila y Van Wijk se sumaron en el mejor momento. Carter y Aboubacar intimidaron bajo el aro. Marín dirigió en plan Von Karajan por momentos del último cuarto. La diferencia ascendió a 12 en el minuto 33, 60 a 48. Por fin el Club Ourense Baloncesto recordó a aquella "fábrica" que trituraba rivales.

Pero no. Todavía no está en ese punto dulce. La fase de crisis parece remitir. Se atisba la recuperación, pero se reincide en los males. Bien por el cansancio en los últimos minutos, bien por el empuje rival de Brito y Casero, bien por la irregularidad, lo cierto es que el rival remontó los 12 puntos e incluso dispuso de un último triple -última cortesía de un muy querido Brito- para ganar el partido.

Lo peor de lo malo es que ese triple fue un regalo anterior de difícil explicación, sacando en la banda del Morón, con una falta previa al bonus y ocho segundos para dejar morir el partido. Sería bueno revisar el vídeo y aprender.

Lo mejor de lo bueno es recuperar la costumbre victoriosa, la tranquilidad y disponer de tiempo para recuperarse. Y volver al Pazo.

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