El explorador de Sarreaus

Valerio Alvar ha sido el último en sumarse a una red cada vez más extensa de investigadores -aficionados o no- atraídos por el potencial arqueológico de las tierras limianas, en donde cada vez se destapan más petroglifos de miles de años. 

Valerio Alvar, natural de Nocelo da Pena (Sarreaus), aunque residente entre Escornabois (Trasmiras) y Barcelona; es un apasionado del monte, de las historias antiguas, de los secretos de la arqueología y de las investigaciones que Marcelo Macías realizó sobre la Civitas Limicorum. Inició los estudios de Filosofía, aunque trabajó durante 35 años en la sección de programación de una empresa de aceros. Entre Sarreaus y Trasmiras, Valerio encontraba la paz en sus regresos estivales: “A montaña sempre me gustou. É moi relaxante, sobre todo, cando vés de Barcelona, onde hai moito estrés”, reconoce. “Cando volvía aquí gustábame perderme no bosque e o meu contacto cos petroglifos comezou un pouco por casualidade”, añade. 

Valerio recuerda que, cuando era pequeño, jugaba con sus amigos en los “penedos” de Nocelo, que tenían lo que ellos denominaban por aquel entonces “buratiñas”. Practicaban “‘Hockey’ sobre herba” tratando, con unas “caxatas”, de meter una bola en aquellos huecos. Años más tarde, este limiano descubriría que aquellos “buratos” tenían un gran valor, pues representaban el paso del hombre de hace más de 2.000 años por la zona: las “buratiñas” eran lo que en el mundo de los petroglifos se conoce como “coviñas” o “cazoletas”. 

202111_MA211116_5084_resultado

En marzo de este mismo año, en una de sus escapadas al bosque en Escornabois, Valerio descubrió un petroglifo: “Empecei a limpar e atopei coviñas, cada vez máis. Estaba todo cuberto o penedo de silvas e non se miraba nada ao principio”, explica. “Comecei a investigar por internet e puxenme en contacto con un divulgador de patrimonio e ratificoume que eran covas artificiais”, añade. No fue el único que encontró, sino que localizó otros tres petroglifos más por la zona y otros tantos en Nocelo. “Algúns están moi deteriorados polo paso do tempo, pero ten que haber moitos”, concluye Valerio. 

Valerio se suma así a una lista cada vez más numerosa de investigadores del monte que están ayudando a destapar, literalmente, la historia de A Limia. Las “coviñas” de Escornabois y Nocelo se añaden a los petroglifos que también subyacieron recientemente en Gudín y en Niñodaguia (Baltar), unos hallazgos que pusieron de manifiesto el patrimonio arqueológico de la Comarca de A Limia y que no era tan conocido como el de otras zonas -Monterrei, por ejemplo, es un auténtico punto caliente de petroglifos-. “Por esta zona -A Limia- hai que lembrar que pasaba a Via Nova”, recuerda Valerio. “Aquí por forza tes que ser aficionado. Eu alucinaba coas historias que me contaban. Indagar dame moita vida”.

Te puede interesar