Decir "gallego de mierda" al alcalde de Molgas no supone un delito de odio

 

El acusado fue condenado a un año de prisión por empujar al regidor

La Audiencia de Ourense, un día después de la vista oral, optó por condenar a José Manuel G.I., un trabajador del servicio de limpieza del Concello de Baños de Molgas por dar tres manotazos al alcalde del BNG Xaime Óscar Iglesias Pérez, quien le llamó la atención por estar junto a otro operario en un bar en vez de cortando piedras. La sala le impone un año de prisión y multa (seis meses a siete euros al día) pero lo absuelve del delito de odio que le imputaba el ente local, que ejerció la acción popular al considerar que hacía una alusión velada al partido nacionalista en el que milita la víctima. El regidor no denunció sino que fue el Concello quien lo puso en conocimiento de la Fiscalía. 

La sentencia considera probado que el empleado llamó al regidor “gallego de mierda” pero no encuadra esa concreta expresión en un delito de odio porque “no se inscribe por sí sola en ese contexto discriminatorio singular que exige el tipo penal analizado”. En la conducta enjuiciada, razonan los magistrados, no consta la “animadversión hacia las personas o colectivos, que unificados por el color de su piel, por su origen, etnia, religión, discapacidad, ideología, orientación, identidad sexual o por su condición de víctimas, configuran un colectivo o personas especialmente vulnerables mediante comportamiento discriminatorio que entrañe humillación, menosprecio o descrédito contra su dignidad”.

La sala considera probado que el acusado sí atentó contra el regidor el 3 de noviembre de 2020 a la salida de un bar. En el exterior, “lo acometió agarrándolo por el cuello y propinándole varios empujones hasta arrinconarlo y hacerle caer sobre el capó de un turismo estacionado, diciéndole “gallego de mierda””.

El mismo fallo absuelve al trabajador de un delito de lesiones (el alcalde no fue herido) que le imputaba la acusación popular y del maltrato de obra que veía la fiscalía (el alcalde no denunció tal como exige ese delito).

Los hechos sucedieron pasadas las nueve y media de la mañana cuando el regidor pasó por Almoite y vio el camión de los operarios aparcado cerca del bar. Los trabajadores estaban en el interior  porque para ellos era la hora del bocadillo.

La provincia gallega con tasa más alta en denuncias

Los delitos de odio ya forman parte de la estadística de criminalidad ourensana desde los últimos años. En 2019, se  batió el récord, con 17 casos. Denuncias  que daban cuenta de la inadversión hacia un determinado colectivo del que es integrante la víctima, lesionando su dignidad con expresiones de entidad o actos. En 2020, el año del confinamiento pandémico con menos delitos denunciados, se contabilizaron seis casos, cuatro de ellos por cuestiones relacionadas con el racismo y la xenofobia, además del caso de Molgas y otro sin clasificar (en Galicia hubo 46).  En ese periodo, el último con estadísticas, Ourense es la provincia con la mayor tasa por 100.000 habitantes en el contexto gallego.

Pero aunque los datos del pasado año no han trascendido, fuentes policiales aseguran que  se superarán las de 2020, un periodo en el que la evolución estuvo  marcado por el covid-19. El perfil del responsable detenido o investigado pertenece al sexo masculino (81,5%). La mayoría de los autores de estos hechos se encuadran dentro del rango de 26 a 40 años.

Te puede interesar