La familia de Ibarrola tiene la palabra: pintar o no la obra

Alumnos de la Escola Superior de Conservación e Restauración de Bens Culturais de Galicia terminaron este verano el análisis individual de cada una de las piezas y conjuntos arbóreos que en 1999 intervino Agustín Ibarrola dentro de su gran obra artística. En total, se estudiaron 76 piedras y 12 conjuntos con el objetivo de determinar su grado de conservación y resolver la mejor vía de restauración para la obra del Ecoespazo do Rexo. “Fixemos unha catalogación das pezas e rexistramos a ubicación exacta de cada unha delas porque, ás veces, as árbores eran un pouco difíciles de atopar”, explica Andrea Fernández, del Departamento de Conservación e Restauración de Bens Pictóricos de la escuela. “Recollimos o estado de conservación de cada unha delas”, añade Fernández. Con toda la información, desde la escuela se realizará un informe específico que se entregará al Concello de Allariz y a la familia del propio Agustín Ibarrola. “Son eles -la familia- os que teñen a potestade para decidir como será a intervención da restauración”, puntualiza Andrea Fernández. VALOR HISTÓRICO Desde la Escola Superior de Restauración quisieron ensalzar “o valor histórico” de una pintura que lleva en O Rexo más de dos décadas. Entre las opciones a elegir estaría la de volver a pintar cada una de las rocas con el objetivo de que éstas recuperasen la vivacidad original de los colores o, por el contrario, recuperar el buen estado de lo que ya hay. Y es que según destaca Andrea Fernández “moitas das pinturas o que teñen é unha capa de suciedade grande por riba, e parece que non hai pintura. En realidade está íntegra aí”. Los estudiantes que trabajaron en este análisis se llevaron una gran sorpresa: “Para levar tanto tempo á intemperie, hai moitas pezas que están nun estado de conservación moi bo. Algunhas, de feito, conservan unha luminosidade extraordinaria. O granito pintado en azul parece que acaba de ser intervido”, explica Fernández. Por contra, otras piezas presentan un peor estado de conservación. Se trata, concretamente, de otras en granito que pudieron estar más expuestas al sol o a la lluvia. “Podería restaurarse, en definitiva, cun criterio tradicional, pero esto non é o importante, o importante é que a familia poida decidir, tendo a documentación boa e fiel do estado de conservación da obra”, matiza Andrea Fernández, que trabajó junto a nueve estudiantes y otros tres profesores. Por último, desde la escuela diseñarán un cartel informativo sobre la obra de Ibarrola que cumplirá, además, una función preventiva. Y es que desde la escuela piden que los visitantes no se suban a las rocas, ni dañen las cortezas de los árboles.