Francisco Ángulo: "Encontré una familia, un trabajo y también un pueblo maravilloso"

Francisco Angulo Sánchez cuelga su bata después de más de 40 años ejerciendo como médico general en Xunqueira de Espadaneda. Tras tomar posesión de su plaza el 29 de noviembre de 1980, su jubilación pone punto y final a una trayectoria profesional marcada por un trabajo impecable en el entorno rural. Es por ello que sus compañeros y amigos se reunieron ayer en el Pazo de Monterrey para rendirle un homenaje y compartir confidencias, risas y anécdotas con un doctor, amante de la historia y los libros, que se despedía de la profesión el pasado 20 de agosto. ¿Cómo ha sido su trayectoria profesional a lo largo de estos 45 años? Considero que mi trayectoria es bastante vulgar, no tiene nada de especial. Soy oriundo de Valladolid aunque me crié en Asturias y luego volví a tierras vallisoletanas a estudiar la carrera. Una vez finalizada, ejercí la profesión en Palencia durante cuatro años y decidí venirme a Galicia. Tomé posesión en Ourense en noviembre del 1980 y aquí ejerciendo casi 41 años. Ha desarrollado su labor como médico siempre en el entorno rural, ¿cómo ha sido la experiencia? Así es, y además ha sido prácticamente siempre en el mismo lugar, en Xunqueira. Estoy en un sitio bonito, con muy buena gente. Siempre he valorado poder trabajar solo, depender de mí mismo y por supuesto, he tenido la gran suerte de tener compañeros extraordinarios. Los años hicieron que existiera una gran confianza con mis pacientes y no dudaban en compartir conmigo sus problemas. Algunos de ellos eran unos críos cuando los conocí. Iba a visitar a sus abuelos y me enseñaban sus juguetes. Independientemente de que sepas la naturaleza de cada cual y las enfermedades familiares, también conoces su forma de ser, su pensar o su vida familiar. ¿Qué le llevó a permanecer tanto tiempo en Xunqueira? El juramento hipocrático, que hoy en día es una utopía, decía una cosa muy bonita: un médico tiene que amar a sus maestros, ayudarles si es necesario y considerar a sus hijos como si fueran sus hermanos. Mi padre murió cuando yo tenía 8 años, y lo más parecido a un padre que tuve fue uno de los doctores que había en Maceda cuando yo llegué a Ourense. Gracias a él, aprendí muchas cosas. Establecimos una relación casi paterno-filial y tengo una gran amistad con sus hijos y con su familia. Aquí encontré una familia, un trabajo y un pueblo magnífico. La medicina ha evolucionado mucho a lo largo de tu carrera profesional, hay algo que eches de menos de tus inicios? Tal vez las relaciones eran distintas. Yo tenía una gran relación con mis profesores y compañeros de universidad que todavía sigo manteniendo. Considero que ahora la gente está más sola. Hay un individualismo y una competitividad mayor. ¿Se jubila después de casi 45 años dedicados a la medicina, ¿a qué va a dedicar su tiempo a partir de ahora? Me gusta mucho viajar, soy un enamorado de mi país y su cultura e historia. Conocer lugares, pasar tiempo con mis amigos y por supuesto haré más vida familiar, ya que en muchas ocasiones no he tenido el tiempo deseado. Lo que más disfruto desde que me jubilé, son sin duda los días que paso con mi nieta de 14 años. Ella es la mayor felicidad de mi vida.