Máster de costura, en el rural

El aula de patronaje, diseño y costura que la Fundación Ramón González Ferreiro ha inaugurado en pleno centro de Allariz está a la vanguardia del sector textil: mesas amplias, maniquíes, todo tipo de máquinas de coser, materiales y cuadros con diseños de ensueño conforman un clima propio de cualquier escuela o taller situado al más alto nivel o de una gran ciudad. La Fundación Ramón González Ferreiro y el Concello de Allariz hicieron realidad, hace más de dos décadas, que la Escuela Superior de Diseño y Moda Felicidad Duce de Barcelona abriera en Allariz, en pleno corazón de una provincia de gran tradición textil, una sede. “La crisis afectó mucho en el 2008 y nos quedamos sin alumnos suficientes para aquella escuela”, recuerda Marina Caldas, quien, por aquel entonces, llegó a Ourense para trabajar como docente y a día de hoy lo hace en los cursos que sigue impartiendo la fundación. Mila Ferreiro, gestora de la fundación, continúa creyendo en la importancia de apostar por la formación textil y se deshace en halagos hacia la profesora: “Tenemos mucha suerte con ella, es buenísima. No es de aquí y decidió quedarse en Allariz y apostar por este proyecto”, cuenta Ferreiro, quien explica que en estos momentos la fundación tramita la homologación del curso de patronaje con el Inem. Una treintena de alumnas, gran parte de Ourense ciudad, acude a las clases de costura y patronaje todas las semanas. Las edades van desde los 20 a los 60, y los motivos son distintos: hay quien confecciona prendas para sus nietos, quien lo hace para sí misma o quien piensa en dedicarse al mundo de la moda de manera profesional. “Sempre me gustou esto. Eu vivo en Ourense. Xubileime e quería facer algo máis que andainas, que tamén as fago, ou ir a natación”, cuenta Manuela Ramos. “Arranxo a miña roupa ou fago deseños novos. Agora estou facendo un suadoiro para a miña neta”, añade. Laura Reza, la más joven del grupo con 22 años, comenzó en enero dispuesta a aprender a confeccionar su propio armario: “Mi abuela me hacía la ropa y ahora quiero aprender a diseñarla yo. Diseñar para otras personas sería un sueño para mí”, reconoce la alaricana. La docente de costura y patronaje está convencida en que hay un cambio de tendencia en favor de la fabricación sostenible y cree que Ourense debe apostar por seguir siendo la cuna del textil en Galicia. “Mucha producción se llevó para China y ahora está volviendo. En muchos talleres de Galicia se quejan de que no hay gente que sepa coser. La gente que cosía antes se fue jubilando”, cuenta Marina. “La pandemia ha cambiado las dinámicas. El encarecimiento del transporte internacional y los retrasos están motivando que se busquen talleres que estén más a mano; de hecho, los que hay en Portugal y aquí están a tope”.