Retratos al óleo para los alaricanos sin ego

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photo_camera Jaime González repasando una de sus obras en la Paneira de Allariz. (Miguel Ángel)
Jaime González ha trasladado su estudio de pintura a la Paneira de Allariz con el objetivo de divulgar su trabajo. En los últimos meses, ha retratado a varios vecinos de la villa, todos ellos con una esencia especial para él.

Jaime González (Colombia, 26 de junio de 1991) decidió, el pasado 13 de agosto, trasladar su estudio de pintura ubicado en la aldea de O Mato a la Paneira de Allariz con el objetivo de someterse a una especie de terapia de choque: “No me gusta pintar delante de la gente, es algo que me incomoda. Por eso hago esto”, reconoce este artista que, tras cruzar el charco hace casi 20 años, se considera un alaricano de los de toda la vida. “Mi madre se casó con un alaricano y yo me crié aquí, de hecho, a pesar de ser latino tengo una personalidad muy gallega”, añade. Aunque, al principio, el cambio fue “drástico” en todos los sentidos y, los inicios, duros, sus nuevos amigos le ayudaron a adaptarse a su  hogar: “Recuerdo que llegué al instituto y no hablaba con nadie, pero eso cambió poco a poco gracias a ellos”, reconoce Jaime

 Jaime se matriculó en Ebanistería Artística en la Escuela Antonio Faílde tras salir del instituto, pero tan solo acudía de oyente a las clases de Dibujo Artístico. “Allí me hice muy amigo de José Manuel Taboada, el profesor de esta materia, y me aconsejó que me fuera a Madrid”, explica el artista. “Yo empecé a pintar tarde, con 20 años. Esto es algo que me frustra un poco, a veces me genera el síndrome del impostor”, lamenta. En la capital, en donde como buen “buscavidas” -así se define-, trabajó en varios lugares; el joven conoció a Borja Buces, el pintor que se convirtió en su mentor. “Con él comencé a entender la pintura y el color y me centré más”, confiesa. 

El estilo de González, que pinta con óleo, tiene una base “muy clásica”, aunque él asegura que le gusta experimentar. “Quiero probar el arte abstracto, ensayar con nuevos materiales -usa cuchillas o incluso navajas para dar relieve-. Me gusta, además, la obra interactiva”, relata. “La tendencia en la que me enmarco es el Neofigurativismo, aunque tengo mucha influencia cubista, impresionista y academicista. Además, uso mucho color”, añade Jaime, que reconoce que sus mayores influencias parten de Toulouse Lautrec, Picasso. 

Un poco desencantado con la vida madrileña, el joven pintor decidió volver a sus orígenes y empezar de cero. Quería dar clases y hacerse un hueco desde la base. Admite que, aunque en Madrid se abrió camino, la villa alaricana le está permitiendo dedicarse íntegramente a la pintura:  “En las exposiciones que he hecho aquí en Allariz en todas he vendido, y esto es algo más difícil en Madrid”, explica. 

Parte de la obra de la Paneira refleja rostros y miradas alaricanas. El artista comenzó a retratar gente de Allariz hace dos años: primero fue su vecina. También hizo lo propio con la familia Quintana, “El Sergio” o con Agustín Pérez “El Chino” -uno de esos amigos que le ayudó a integrarse en Allariz-. “No pinto los egos de la gente, de hecho, casi toda la gente que está aquí retratada tenía como verguencilla. Es más humano pintar a gente más humana”, opina. “La belleza no está en lo superficial, por ejemplo, cuando hago desnudos, me gusta más retratar a personas más voluminosas que a cuerpos idílicos”. Además, al artista le gusta usar el color de manera psicológica -la psicología del color-: ”Por eso quería gente conocida. Una pincelada puede decir mucho”.

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