Crónica

Lobios vuelve a la vida tras su confinamiento

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photo_camera Los bares abrireron sus puertas otra vez en Lobios.
Dos semanas fue el tiempo que estuvo el concello de la Baixa Limia bajo el nivel máximo que supuso un cierre perimetral y el de la hostelería, sumado a un toque de queda nocturno: “Este tempo se botar a partida case me mata”, asegura un vecino.

Otro ambiente se respira en Lobios desde ayer, cuando por fin abandonó el nivel máximo de restricciones. El concello de la Baixa Limia deja atrás el cierre perimetral, el de la hostelería, el toque de queda por la noche y la prohibición de las reuniones entre no convivientes al aliviar las limitaciones ligadas a la incidencia del virus. Las nuevas normas, de grado medio, implican una reducción de los aforos en los negocios hosteleros que solo atenderán al 30% en interiores y al 50% en terrazas. 

El sector de la hostelería es el más beneficiado por esta modificación, ya que puede volver a trabajar tras dos semanas con las persianas bajadas, que esperan “hacer un buen fin de semana con gente y juventud”, señalan los gerentes del bar Chispa. Sus horarios ahora son los mismos que en el resto de Galicia, con cierre a la medianoche para todos en general y hasta la una de la madrugada para los que tengan servicio de cenas. La reunión de no convivientes también se equiparan con un máximo de seis personas en interiores y de diez al aire libre.

La reducción de casos en estas dos semanas determinaron a que el comité clínico aliviase restricciones en Lobios, que llegó a la veintena de casos cuando se aplicó el nivel máximo. Ayer eran cuatro los casos activos en el concello y ninguno detectado en la última semana, lo que facilitó esta decisión de los expertos. Los vecinos vieron con buenos ojos esta normalidad y solo esperan que se “fagan as cousas con sentidiño”, como dice Alberto Domínguez, vecino de Lobios que reside en la ciudad y que aprovechó el levantamiento del cierre perimetral para visitar el municipio.

Alegría en la comarca

La movilidad entre los concellos de la comarca es un alivio para vecinos y también para negocios locales, que se vieron afectados pese a no haber cerrado. “Eu estiven aberto, pero perxudicounos bastante porque os clientes diarios doutros pobos limítrofes non podían vir”, lamenta Miguel Ruíz, propietario de Comercial Miguel. Alejandro Domínguez, que es vecino de Entrimo, no dudó en aprovechar este primer día de movilidad con Lobios “para tomar algo” y compartir tiempo con gente conocida.  Para Fernando González lo peor fue no poder jugar a las cartas con los amigos en el bar: “Isto de non poder ir a botar a partida, a min case me mata”, lamenta este vecino. 

Poco a poco el concello retoma el ritmo de la vida social, con la esperanza de no cometer errores que los puedan devolver a una situación de alta incidencia que suponga la implantación de restricciones.

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