0,26 EUROS POR PALABRA

Esta cantidad era la que, por lo visto, cobraba la Amy Martin por sus artículos, ahora bien, disfrazada de escritora americana, porque está visto que en estos tiempos de crisis, paro, corrupción y desesperanza, si no te disfrazas de nombre extranjero, como el de la canción 'Tatuaje' ('él vino en un barco...') del inolvidable Carlos Cano, no te comes una rosca. Es decir, no pillas cacho, no trincas euros, lo que quieras. 'Xa me entendes'. Si al final es lo mismo, da igual en galego, catalán, inglés o en castrapo. Da igual lo de los ERE que lo del Correa, Bárcenas, Campeón, Pallerols o Urdangarín. Todo es la misma mierda.
Desde que servidor dirigía -sí, con perdón, pero lo dirigía, ¡vaya!- el periódico mural 'Jueves' (porque se exponía ese día de la semana y nos servía, de paso, para chuparnos algunas clases), en el vestíbulo del añorado colegio Bóveda de la Alameda do Cruceiro, (aún quedamos testigos: Norberto Tabarés, Paco Rodríguez, Alonso, Ana del Bar Aviación, la del Bobe, etcétera) en donde su recordado y represaliado director, don Luis Acuña, nos traía su libro 'Firgoas', y donde, en aquellos tiempos de miseria, don Raúl (¡por los clavos de Cristo, váyase a cagar!, le decía al que no sabía contestarle, y le ofrecía un trozo de papel higiénico que había traído del Liceo), don Luis Ocampo y otros heroicos profesores de los que ya no recuerdo su nombre, nos daban clases de contabilidad y otras materias, para cursar la carrera de Comercio; no he logrado cobrar un céntimo, ya no de euros, incluso de pesetas, por palabra, renglón, o página.

Leyendo la noticia de la señora de Mulas (si no lo es, lo será cuando ella quiera, porque en este país, una rubia con ojos azules se casa cuando y con quien le pete), encontré el motivo de mi falta de cotización en la bolsa literaria que, creo yo, no debe ser otro, ya que la calidad, como todos, la damos por descontada, que el haber firmado siempre, desde los 13 años, en el 'Jueves' (¡vaya carrera! pero ¿qué habré hecho, o no hecho, ¡mon dieu!?) con el nombre que viene en mi DNI, esto es, Ramón Canal López, para servirles. Si a esto añadimos: nacido en Bentraces... te cagas, Lolita.

Así que, a partir de ahora,aunque mis artículos sigan siendo muy accesibles y que además nunca consentiría que me los pagaran de la misma caja de la que cobran los ministros e incluso, la Casa Real, pero que de ella también se nutren los del paro, indigentes y demás desamparados de la fortuna (porque llegará un día en que les dará vergüenza, a todos, digo yo), firmare:
Raymond Kannal Laypez

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