¿Qué es lo que está pasando en nuestra sociedad? No desprecio el influjo de la conjunción de astros ni la influencia de la Luna u otras causas más o menos esotéricas, pero creo que las cosas no van por ahí.
Pienso que como aquí tenemos el parque más alto en relación al número de habitantes (un automóvil por cada 1,9 personas) disfrutamos de unas calles congestionadas. Muchas horas del día se dan condiciones para que la agresividad florezca. Se puede afirmar que, generalizando, el hombre o mujer al sentarse en su automóvil experimenta una transformación notoria al hacer girar una llave, sujetar el volante y apretar unos pedales que no ofrecen resistencia. Adquiere una potencia mucho mayor de la que podría desarrollar sin la ayuda de la máquina.
Además de la sensación de poderío y del relativo anonimato que proporciona el automóvil, éste origina en su conductor otros sentimientos que pueden llevarle a la agresividad y a la violencia. Pueden ser y son déficits de atención, conducción descortés y provocadora, velocidad excesiva en cuanto se puede, tenacidad, tensión, ansiedad, hostilidad manifiesta, irritabilidad y violencia. Entre los jóvenes también suele ser fuente de agresividad el aburrimiento, ya que para tratar de compensarlo se entregan al vértigo de la velocidad, encontrando placer en pisar a fondo el acelerador. Naturalmente que no todas las personas responden igual a las situaciones y estímulos externos a los estados afectivos. La personalidad es algo distinto y propio de cada individuo. Por supuesto la educación y la formación recibidas por la persona, tanto en el hogar como en la escuela de conducir, influyen a la hora de controlar la agresividad, y por el contrario ésta aumenta cuando se conduce bajo el efecto de bebidas alcohólicas, estupefacientes u otras sustancias desinhibidoras.
El hombre y la mujer actual cogen su automóvil dispuestos a dominar el espacio y el tiempo. Hay un dicho que dice 'conduces como vives'. Desde que conducir con tasas de alcohol es una infracción penal, al día de la fecha pasa de mil de un total de 1.200 delitos contra la seguridad vial. En esta provincia tenemos unas 600 personas con todo el saldo de puntos agotado, por lo que le pediría a todos los conductores y conductoras que respeten más la seguridad vial.
Además de la sensación de poderío y del relativo anonimato que proporciona el automóvil, éste origina en su conductor otros sentimientos que pueden llevarle a la agresividad y a la violencia. Pueden ser y son déficits de atención, conducción descortés y provocadora, velocidad excesiva en cuanto se puede, tenacidad, tensión, ansiedad, hostilidad manifiesta, irritabilidad y violencia. Entre los jóvenes también suele ser fuente de agresividad el aburrimiento, ya que para tratar de compensarlo se entregan al vértigo de la velocidad, encontrando placer en pisar a fondo el acelerador. Naturalmente que no todas las personas responden igual a las situaciones y estímulos externos a los estados afectivos. La personalidad es algo distinto y propio de cada individuo. Por supuesto la educación y la formación recibidas por la persona, tanto en el hogar como en la escuela de conducir, influyen a la hora de controlar la agresividad, y por el contrario ésta aumenta cuando se conduce bajo el efecto de bebidas alcohólicas, estupefacientes u otras sustancias desinhibidoras.
El hombre y la mujer actual cogen su automóvil dispuestos a dominar el espacio y el tiempo. Hay un dicho que dice 'conduces como vives'. Desde que conducir con tasas de alcohol es una infracción penal, al día de la fecha pasa de mil de un total de 1.200 delitos contra la seguridad vial. En esta provincia tenemos unas 600 personas con todo el saldo de puntos agotado, por lo que le pediría a todos los conductores y conductoras que respeten más la seguridad vial.
