Alfonso V. Prats, otro pontino que nos deja

n n nPerdona que si para referirme a Alfonso Vázquez Prats utilizo nuestra inolvidable relación de aquellos años de la postguerra que tanto nos marcaron a los entonces chavales de Puente Canedo.
De los que jugábamos al fútbol, vamos 'a la pelota' en las calles recién construida en nuestro barrio ?no era problema, apenas había coches- y que, al crecer, jugábamos a ser actores teatrales-nada menos- por propia iniciativa y, sin la ayuda de nadie, y éramos capaces de montar en el Cine Yago obras en tres actos, con dos horas de duración. Entre ellas, la primera, 'El verdugo de Sevilla' en cuyo primer acto hablábamos con marcado acento madrileño y en el segundo y tercero derrochando gracia andaluza. Encima, con veinticuatro actores, la mayoria de los cuales no es que nunca pisara un escenario, es que nunca habian visto una obra de teatro. Le dábamos a todo. Nunca mejor dicho aquello de 'éramos unos artistas'.

Un día me dijo Alfonso V. Prats, cogido de la mano de Estrellita Luna, que se conocieron e hicieron novios ensayando 'el verdugo' nada menos que 'te debemos nuestra felicidad'. Una felicidad y una vida a la que siguieron aquellos años difíciles de los cincuenta y hasta llegar hasta hoy, con una vida amplia, afortunadamente larga., con unos padres que se fueron, con su hermano Guty afincando en Canarias y con Carmucha valiente siempre, abriéndose camino en el difícil arte de la pintura. Hijos, nietos, y hasta llegar estas fechas de ahora.

Esto es simplemente, que duda cabe, un recuerdo amable, que quiere ser también cariñoso, entrañable a Alfonsito Prats. Pero es a la vez a aquella generación que salíamos de casa después de comer con la promesa firme de recoger un trozo de pan con algo para merendar y estar de vuelta cuando se encendieran las luces que colgaban de aquellos postes de madera que había en la calle. Que teníamos horas y horas para correr y que, al ir creciendo, cultivábamos aficiones como esta del teatro que, estoy seguro, tanto recordaron en estos últimos tiempos Alfonso ?el turista inglés que llegaba a Sevilla y hablaba tan mal en castellano- y Estrellita ?la moza que trabajaba en el hotel sevillano que regia el personaje que interpretaba el también desaparecido Pepe Campello.

Unos se fueron. Otros aún seguimos, Sigue siendo nuestra vida.

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