Amores asesinos

A lo largo de la historia nos han conmovido casos de personajes famosos como los de Óscar Pistorius y Marilyn Monroe (se sospechaba de Robert Kennedy) entre otros que han terminado en tragedia motivados por supuestos amores.

En España tenemos ya demasiados ejemplos que son por todos sabidos y atemorizan a nuestras hijas y mujeres a la libertad de amar y de vivir sin el temor constante a ser asesinadas o violadas.

¿Qué conduce a un hombre a matar brutalmente a su pareja?, seguramente analizando en profundidad cada caso, llegaríamos a la conclusión de que amar demasiado. Hay personas que confunden el amor con la posesión y el fracaso que conlleva la perdida de ese ser idolatrado y la posibilidad de terminar en brazos de otro hombre les ciega la mente de tal forma que pierden el norte hasta el punto de llegar a asesinar por unos celos enfermizos.

En el extremo contrarío están los adictos al sexo, que como esclavos de una enfermedad de la que se escudarán para menguar sus condenas, matan a sus víctimas tras violarlas salvajemente deshaciéndose de sus cadáveres sin escrúpulos.

En este país tan acostumbrado a las desapariciones y continuas violencias de género parece no hallarse con la fórmula que parece ser demasiado mágica como para frenar este mal.

Ni la prisión permanente revisable parece atemorizar al asesino que cuenta ya con demasiados privilegios en algunas prisiones convertidas en grandes reformatorios donde algunos de sus internos viven mejor que fuera de sus muros.

El sistema judicial tiene la obligación de encontrar respuestas cuanto antes o la próximas víctimas de estos asesinos del amor pueden ser nuestras propias hijas sirviendo después de poco llorar en manifestaciones implorando justicia, porque por muy justa sea no nos parecerá suficiente para devolvernos a nuestros seres queridos y bien sabido es que los resquicios legales para eludir la permanente revisable son muchos. 

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