arde galiza, feijóo superado

No hace mucho tiempo, un político que se presentaba para presidente del Gobierno gallego (muy a su pesar, pues en su fuero interno, en sus metas, se encontraba situarse en Madrid, de lo que fuese), ante la oleada de incendios que asolaba Galiza, utilizaba términos como 'incompetencia, falta de previsión, carencia de responsabilidad, inexistencia de planes de actuación, incapacidad, falta de profesionalidad, ineptitud', etcétera. Pasó el tiempo, y con sus demagógicos discursos (llegando incluso a fotografiarse con manguera de jardín…'colaborando en labores de extinción', como si a otras épocas pasadas nos remontásemos).
Resultado de su extensa preparación, capacidad, previsión, proyectos, medios, etcétera, los vemos a día de hoy desgraciadamente: …incendios y más incendios sin control, el corazón de Galiza en llamas. ¿Capacidad para afrontar esta situación? Nula, inoperante, inexistente. El conselleiro preceptivo, limitándose a dar cifras de efectivos, número de camiones cisternas, numero de medios aéreos, justificando en una palabra su incompetencia con datos, como si los mismos, por sí solos, apagasen los fuegos. Mientras tanto, los montes piden, reclaman, exigen ayuda urgente, medidas eficaces ¡ya! Reformas profundas tendentes a proteger nuestros bosques, tanto desde ámbitos económicos, como productivos, agrícolas, forestales, etcétera.

Asímismo, también se necesita y resulta imprescindible un cambio de mentalidad de la propia población, considerar los montes como algo propio, algo nuestro, de cada uno, y que como tal, de nosotros depende su defensa, su protección. Considerar a los incendiarios como lo que son, delincuentes, y como tales, denunciados, perseguidos, y una vez imputados, acusados y juzgados, castigados con penas acordes al delito cometido.

Una vez más, señor Feijóo, ¿dónde están sus planes de prevención, su capacidad de actuación, su previsión, su profesionalidad como gobernante, que tanto denostaba del gobierno anterior? Estamos todavía a principios del mes de abril, con toda la primavera y verano por delante, ¿qué quedará de nuestros montes, nuestros bosques, en el mes de octubre? Lo que nosotros mismos consintamos o permitamos a partir de este momento con nuestra pasividad y apatía.

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