Mi nombre es José Luis Campo Rodicio, conocido en la historia de Benposta como 'Pequeno'. Soy de Parada de Sil y, desde hace 39 años, vivo en Colombia y soy el presidente-coordinador general de Benposta en Colombia. Ingresé a la 'Ciudad de los Muchachos' antes de que se crease el circo, cuando todavía no vivíamos en la finca de Seixalbo. Me atrevo a comunicarme ya que leí un artículo publicado en La Región. Aunque responde a la triste realidad que sufre nuestra sede principal, no es la realidad de Benposta como ideario social y político, lo que en realidad nuestro cura Silva nos dejó.
En Colombia tenemos tres sedes físicas y presencia en casi todo el país, se mantiene el modelo pedagógico de autogobierno (modelo que yo viví de niño en Benposta-Ourense), y lo más importante, respondemos a situaciones particulares de muchos niños y niñas afectados por el conflicto armado. Nos visitan permanentemente personalidades nacionales e internacionales y medios de comunicación de todo el mundo (especialmente de Alemania), incluso el presidente de la Unión Europea (señor Barroso).
Comparto la posición que varios benposteños de mi época asumen para denunciar la usurpación de los bienes físicos y del ideario político-social que nos dejó nuestro fundador el Padre Silva, pero no puedo aceptar que se hable del fracaso de Benposta. Lo que hacemos en Colombia es una clara muestra de que Benposta no sólo sigue viva, sino que, hoy más que nunca, es necesaria en este tipo de países.
Comparto la posición que varios benposteños de mi época asumen para denunciar la usurpación de los bienes físicos y del ideario político-social que nos dejó nuestro fundador el Padre Silva, pero no puedo aceptar que se hable del fracaso de Benposta. Lo que hacemos en Colombia es una clara muestra de que Benposta no sólo sigue viva, sino que, hoy más que nunca, es necesaria en este tipo de países.
