CADA UNO EN SU SITIO

Sigue habiendo quien confunde la crítica, la opinión, con ser de derechas, de izquierdas o medio pensionista y claro está, por mucho que lo intentan evitar siempre suelen caer en los mismos errores, los cuales les delatan. Hay quienes se olvidan de que por vivir en democracia existen elecciones, y en ellas los ciudadanos determinan su confianza en una opción u otra, no siempre con los suficientes elementos de juicio de quien se presenta como alternativa, pero sí sobre quien lo hizo en los últimos cuatro años.
Hay quien busca culpables en quien tiene o ha tenido responsabilidades de gobierno. Eso se corresponde con quienes creen en el estado de derecho y se otorgan el principio de que, o piensas como yo o si no eres fascista o del PP. Son los que para ellos la ética y la moral deben estar separadas de la Iglesia, como si la Iglesia no coexistiera en la vida del individuo y no formara parte de su moral y su ética en el desarrollo de la humanidad. Lo que hay que entender y comprender es si la religión ha sido el embrión necesario en la forma de ser de cada uno de nosotros, y para eso hay que recurrir a la historia y no a la histeria de quien sólo es capaz de convivir con el sectarismo rancio.

Son los mismos que creen en el reparto equitativo de la miseria y que no dudan en autoproclamarse defensores de los derechos del obrero y de la mujer trabajadora, pero no destinan fondos a comedores sociales; los que hablan de recortes del bienestar, pero durante años callaban por servidumbre.

La estupidez en la condición humana está más veces presente de lo que creemos, pero se acrecienta cuando entramos en el terreno de la crítica política, intentamos ser asépticos en nuestras opiniones y resulta que se acaba viendo el pie del que se cojea.

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