caiga quien caiga

Allá por el año 2009 medio Parlamento británico se encontraba en aquellos momentos al borde de la dimisión como consecuencia del escándalo de las subvenciones, pues algunos parlamentarios habían pretendido disponer, o habían dispuesto, del uso del dinero público para cosas tan variopintas como construir una piscina de patos en su finca particular. En España, sin que hayamos llegado a esos niveles tan variopintos, tenemos algunos casos preocupantes que lo superan con creces, incluso en el propio Gobierno, a los que se unen cargos del PSOE bien conocidos y otros que lo fueron en su momento.
Esas son tal vez algunas de las contradicciones de la presente crisis, pero también de esta sociedad en la que nos encontramos inmersos con sospechas más que fundadas sobre algunos cargos públicos que se han convertido en auténticos manirrotos. ¿No les parece que se debería dar ejemplo de una cierta austeridad? Máxime tratándose de personas con cargos sujetos a un comportamiento ejemplar que no cumplen. Con independencia de la acción policial y judicial, estos abusos serían motivo de dimisión inmediata caiga quien caiga. Mientras no se haga así, el país y con ello la democracia, no podrán recuperar su normalidad.

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