'Historia en 4 tiempos' del 12-12-2012 de La Región, nos recordaba lo sucedido aquel mismo día en la ciudad de Ourense hace 75 años; es decir en 1937.
Transcribimos: 'A las 7 horas del día de hoy se cumplió en esta Ciudad la sentencia del Consejo de guerra, pasando por las armas a los siguientes paisanos: Florencio?. Domingo?., Jacinto?., y Eladio?., acusados del delito de Rebelión Militar.
Pertenezco al grupo de personas no nacidas en ese momento, pero si sensible aún a través del tiempo a todo cuanto me contaron de lo que sucedió en aquellos fatídicos años, en que siendo todos españoles decidieron matarse unos a otros sólo por el juego de las ideas políticas. Es cruento haber muerto en un frente de batalla, ya en defensa de algo o llevado hasta el de forma obligatoria. Es sangriento también perder la vida como consecuencia de rencillas personales, y aprovechando el asesino las circunstancias de aquel estado bélico, como también ocurrió. Pero sobrepasa todos los límites de la sevicia la ejecución de un ser humano en la madrugada de una fecha cualquiera, en 'cumplimiento' de una sentencia de un 'jurado militar'. Aquel día, todos lo sabemos, sólo fue uno de tantos. A aquellos hombres colocados seguramente con las manos atadas junto a un paredón del Cuartel de San Francisco les arrebataron la vida fríamente a balazos. Luego después, los fusileros, tal vez se fueron a tomar un café a la cantina del cuartel, como también seguramente los componentes del 'glorioso jurado militar' que decidió la sentencia (como tantas otras), recibirían esa misma mañana en su despacho oficial el parte de 'ejecución cumplida'. Posiblemente en nuestra ciudad viven aun hoy descendientes de aquellos cuatro hombres (como de otros muchos). ¿Que recuerdos tendrán del cuartel o en su ausencia ya, del lugar donde ejecutaron a sus seres queridos, al haber tenido que ir a recoger los cadáveres para su enterramiento en el mejor de los casos, si es que no fueron echados en una fosa común?
Aun hoy, a través del tiempo transcurrido, vaya para los descendientes de aquellos masacrados, nuestro recuerdo y sentimiento de pena y condolencia.
Esperemos, que ocurra lo que ocurra, que eso no vuelva a ocurrir.
Pertenezco al grupo de personas no nacidas en ese momento, pero si sensible aún a través del tiempo a todo cuanto me contaron de lo que sucedió en aquellos fatídicos años, en que siendo todos españoles decidieron matarse unos a otros sólo por el juego de las ideas políticas. Es cruento haber muerto en un frente de batalla, ya en defensa de algo o llevado hasta el de forma obligatoria. Es sangriento también perder la vida como consecuencia de rencillas personales, y aprovechando el asesino las circunstancias de aquel estado bélico, como también ocurrió. Pero sobrepasa todos los límites de la sevicia la ejecución de un ser humano en la madrugada de una fecha cualquiera, en 'cumplimiento' de una sentencia de un 'jurado militar'. Aquel día, todos lo sabemos, sólo fue uno de tantos. A aquellos hombres colocados seguramente con las manos atadas junto a un paredón del Cuartel de San Francisco les arrebataron la vida fríamente a balazos. Luego después, los fusileros, tal vez se fueron a tomar un café a la cantina del cuartel, como también seguramente los componentes del 'glorioso jurado militar' que decidió la sentencia (como tantas otras), recibirían esa misma mañana en su despacho oficial el parte de 'ejecución cumplida'. Posiblemente en nuestra ciudad viven aun hoy descendientes de aquellos cuatro hombres (como de otros muchos). ¿Que recuerdos tendrán del cuartel o en su ausencia ya, del lugar donde ejecutaron a sus seres queridos, al haber tenido que ir a recoger los cadáveres para su enterramiento en el mejor de los casos, si es que no fueron echados en una fosa común?
Aun hoy, a través del tiempo transcurrido, vaya para los descendientes de aquellos masacrados, nuestro recuerdo y sentimiento de pena y condolencia.
Esperemos, que ocurra lo que ocurra, que eso no vuelva a ocurrir.
