dior y un tango

Querría un mundo Dior en el que reinase el glamour, y las cutreces como un John Galliano borracho profiriendo declaraciones antisemitas, se castigasen duramente como ha hecho la firma francesa, pero leyendo cierto número de un suplemento de fin de semana del verano que se acaba, una piensa que, como dice el tango de Gardel 'el mundo fue y será una porquería'.
La revista recogía un ataque hacia Natalie Portman por parte de una de las colaboradoras, María Vela Zanetti, a la que no agradó que la actriz judía criticase a Galiano por su vergonzoso comportamiento. No le pareció bien que la Portman defiendiese a su pueblo, el pueblo judío, al que califica de 'cruel y acosador' y ridiculiza reiteradamente a la actriz aludiendo a su condición judía. De nuevo un nada nuevo producto que siempre se vende bien: tolerancia en prensa hacia el antisemitismo gratuito. Pero algunos creemos que tan manidos argumentos no se deberían vender ni en el más tórrido verano en el que se lee cualquier cosa entre arenas y chiringuitos. Cualquier cosa que obviamente no leerán Hollywood ni llegará remotamente a los oídos de la Portman. Cualquier cosa, que sin embargo no tendríamos que toparnos ni los más comunes seres humanos entre arenas y chiringuitos en la prensa de un país civilizado cuando en tantos de los demás países que así se llaman a sí mismos constituiría un delito. El mundo no es Dior, sino más bien lo del tango de Gardel, lo cual sin embargo no nos gusta y sabemos que ya demasiadas veces lo hemos hecho degenerar en un infierno inhabitable a fuerza de transigir lo intolerable: El ataque indiscriminado hacia un grupo humano. La publicación debería sentir vergüenza y hacerse responsable de lo que desde sus páginas se vierte, imitando algo más a Dior que al triste tango.

Te puede interesar
Más en Cartas al director