DUELO A GARROTAZOS

'Duelo a Garrotazos' es una pintura de Goya en la que podemos ver a dos hombres luchando despiadada e irracionalmente, hundidos hasta las rodillas en el fango, intentando acabar el uno con el otro a bastonazos. Las interpretaciones dadas a esta inquietante escena han sido diversas. Muchos autores ven en ella la expresión de una idea universal, la de que el hombre ha nacido para la violencia, para interminables discordias y luchas fratricidas.
En el momento en que Goya pintó este cuadro, España estaba profundamente dividida y enfrentada. A la sangrienta Guerra de Independencia contra las tropas napoleónicas, siguió una contienda civil y una etapa de desórdenes. Con todo ello desaparecieron las esperanzas que muchos liberales e ilustrados españoles, entre ellos el propio Goya, tenían depositadas en la nueva sociedad de libertades surgida de la Revolución Francesa y en la Constitución de Cádiz de 1812.

Como en el resto de las pinturas negras y en sus anteriores series de grabados, Goya da aquí su aguda y pesimista visión de la sociedad española, al tiempo que critica la situación política y a sus responsables, los gobernantes. Esta imagen del Duelo a garrotazos ha servido, a menudo, para simbolizar la existencia de dos Españas antagónicas, que hoy parecen querer volver al enfrentamiento.

Ningún proceso político se puede conducir a base de golpes de fuerza en sociedades civilizadas y democráticas. Estamos viendo estos días situaciones esperpénticas, sintomáticas de la pérdida de sensatez. Policías contra bomberos, ciudadanos enfrentados a la decisión municipal de construir un bulevar, fiscales contra jueces en escritos despiadados, unos partidos contra otros, divisiones internas en las alcaldías, rajadas antológicas contra los propios líderes, el quítate tu que me pongo yo, unas comunidades autónomas enfrentadas a otras pretendiendo la secesión.

Del espíritu de concordia de la Transición hemos pasado al garrotazo. Todos los dirigentes políticos y sociales de la hora presente deberán retomar precisamente la senda del consenso alcanzado en la Transición y que el lema 'La concordia fue posible' grabado en los muros seculares de la Universidad de Salamanca ilumine para siempre la vida pública española y tengan muy en cuenta que representan al conjunto de los ciudadanos cada vez más desvalidos e ignorados, además de avergonzados por determinados comportamientos.

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