Según la Convención de la Unesco sobre discriminación en la educación, ratificada por España, la enseñanza diferenciada no es discriminatoria siempre que no suponga desigualdad de oportunidades para chicos y chicas. La enseñanza mixta no es un dogma pedagógico y la enseñanza es uno de ellos y cada vez tiene mayor aceptación en los países anglosajones. En los Estados Unidos ha contribuido a superar el fracaso escolar en barrios con fuerte conflictividad social y son centros públicos los que están optando por este modelo educativo.
La existencia de los conciertos posibilita la libertad de elección de todas las familias -ricas y pobres- de elegir el tipo de educación que desean para sus hijos. Negar el concierto a los centros con educación diferenciada supone impedir a las familias pobres que puedan escoger este tipo de educación, y convertirlos en centros elitistas. Eso sí es discriminar por razones económicas. Y decir que así habrá más dinero para los centros públicos es pura demagogia, pues se tendrán que crear nuevas plazas escolares para los que no puedan asistir a los centros que dejen de concertarse. En todo este asunto está pesando mucho más la ideología que el sentido común. Y así no vamos bien.