el entierro de don julio gurriarán en o barco

Señor Alberto Gurriarán Fernández: Quiero aclarar algunos errores que existen en su 'Carta Abierta al Párroco de San Mauro de O Barco', ya que al ser yo puedo refutarle con precisión.
Agradezco la buena voluntad de hacer crítica constructiva, pero no sirve para nada positivo, sino que los lectores que tienen información del caso por lo que usted dice, se hacen una idea falseada de la realidad.

INTENTARÉ ACLARÁRSELO:

1.- Yo estuve en el tanatorio, como es mi costumbre ir allí a rezar por los difuntos. Le di el pésame en primer lugar a la viuda Isabel, a los hijos con los que me encontré y entre ellos a Julio (hijo), que me lo presentó su madre, él tuvo la delicadeza de acompañarme desde que nos presentaron hasta que me fui.

2.- Acerca de no decir nada del difunto en la homilía es porque esa es mi costumbre, ya que me atengo solamente a comentar los textos proclamados.

El elogio del difunto tiene su lugar según el Ritual de Exequias nº 13 bis en el Formulario común página 630, dice textualmente: 'En este momento (después de incensar el cadáver), uno de los familiares o amigos puede hacer una breve biografía del difunto y agradecer a los presentes su participación en las exequias'

A veces lo piden y se les permite, pero en este caso nadie lo solicitó, entonces yo como siempre agradecí en nombre de la familia las condolencias y sobre todo las oraciones como cristianos.

3.- Una vez que finalizan las oraciones en el cementerio, no me pareció oportuno repetir las condolencias, cuando ya había estado en el tanatorio y allí les diel pésame, como anteriormente dije.

El homenaje al que usted apunta y echó de menos se lo tiene bien merecido por su labor en favor de O Barco, sigo creyendo que no es en el templo el lugar apropiado, sino fuera del recinto sagrado. Yo como sacerdote me limito a mi función sagrada.

¡QUE DESCANSE EN PAZ DON JULIO!.

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