La falacia del consumismo

Es difícil encontrar en la historia situaciones de gran convusión social en la que los favorecidos hayan sido los necesitados, los currantes. Siempre han existido los ‘listos’ que han sabido y han podido aprovecharse de las situaciones revueltas. De la actual crisis no serán los ‘sin techo’ quienes saldrán ganando.
Mientras tanto, habrá quienes suelten tinta como el calamar para enmascarar las situaciones reales. Son los fabulistas modernos.

La actual crisis no es generada por razones estrictamente económicas, sino políticas. Al final del túnel, si no se inyecta una gran dosis de intervención del Estado, no sólo económica, si no se reglamenta, si se mantienen de una u otra forma los paraísos fiscales, seguirán perdiendo los de siempre. Se cambiarán para peor los residuos del Estado del bienestar, se modificarán. Los jóvenes seguirán viendo cada vez más negro el futuro y su nivel de vida será más bajo que el de sus padres.

La lista de negocios corruptos y fraudulentos no ha hecho más que empezar. ¿Por qué los ha tolerado y amamantado el sistema? Sin salirse del esquema capitalista, hemos de salirnos rápidamente del neoconservadurismo y del liberalismo postmoderno. Necesitamos soluciones satisfactorias más universales y menos elitistas, más justas y más equitativas para la mayoría de los ciudadanos.

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