Fallecimiento del doctor tato

n n nEn la mañana del martes fallecía en León el carballedano de Viladequinta Gabriel Tato Tato, quien ejerciera la cirugía en Ponferrada durante más de 50 años.
Médico de profesión, vocación y entrega. Ninguna familia del Bierzo tiene alguno de sus miembros que no haya sido intervenido en alguna ocasión por el doctor Tato. Haciendo cálculos someros, realizó durante su vida laboral más de 50.000 intervenciones quirúrgicas. Y cada paciente un amigo. No es, pues, de extrañar que a su entierro acudieran centenares de personas y un mismo comentario: era una gran persona, un gran médico, un gran amigo. Cuando aún no existía el hospital de O Barco, todos los valdeorreses acudíamos a él y jamás dijo que no podía a nadie. Y muchísimos valdeorreses fueron intervenidos en Ponferrada por su mediación, una ciudad que veíamos y vemos más cercana que Ourense y no sólo en kilómetros.

El cronista tuvo el privilegio de contar con su amistad durante más de cuarenta años y puede atestiguar que Gabriel Tato fue una de las personas más entrañables que conoció. El patriarca de una gran familia, por cuyos miembros se preocupaba y resolvía sus problemas de salud, de estudios y más tarde de trabajo. Amante de las reuniones familiares, disfrutaba enormemente al verse rodeado de parientes y amigos. Aglutinó a una familia que deja íntimamente unida y querida en el Bierzo y Valdeorras. Un personaje irrepetible, la bondad personificada, la entrega a los demás como un servicio vocacional innato a su persona.

Si fue un buen padre, se superó con sus nietos, a los que adoraba y a quien le adoraban. Como vecino, también ejemplar. Es una pena que Dios no le concediera algunos años más, para seguir disfrutando de su jubilación, de su familia y, al mismo tiempo, haciendo el bien a todos sin distinción alguna.

Gabriel Tato, el doctor Tato, como cariñosamente se le conoció, dejó una huella digna de imitar por quienes aún quedamos. Un recuerdo que ya quisiéramos que se tuviera de nosotros mismos cuando nos toque partir de este mundo. Gracias, Gabriel, por tu amistad, por el cariño que nos diste y por todo el bien que nos hiciste.

Te puede interesar
Más en Cartas al director