A LA FAMILIA 'ROTA' DE TERESA PARADELO

Comprendo su dolor, su rabia, indignación y rebeldía. Ojala pudiera ayudarle con estas líneas, con mi sincera oración, y si lo desea con mi amistad. La vida le está golpeando duramente y no comprende el porqué. A lo largo de mi vida he aprendido que la felicidad, el amor y la paz es algo que tengo que construir y crear para luego compartir con los demás.
Me entristece profundamente que vierta en unas líneas tanta acritud, indelicadeza e inexactitudes. Pienso que por desconocimiento llegamos a esto hacia nuestro párroco don Tomás Rodríguez Carbajo. A Jesús no todos le aceptaron, por eso le mataron. Él nos dice: 'Al que me sigue le daré aquí el ciento por uno y después la vida eterna, con persecuciones'. Jesús nos ha dado el mandamiento nuevo: 'Amaos unos a los otros como yo os he amado' y él amó hasta la muerte en cruz. Cuanto más nos vamos conociendo a nosotros mismos más comprensibles somos con los demás. Nadie es perfecto. El cristiano tiene que imitar al Maestro: amar y perdonar. Esto es el único bálsamo que cura nuestras heridas. Nuestra fe no es para vivirla en privado sino en comunidad. Todos somos miembros de una comunidad de hermanos y todos debemos esforzarnos en compartir las alegrías y dolores. Sentirnos arropados y responsables unos de los otros.

La actitud de nuestro párroco es de total dedicación a su ministerio sacerdotal, facilitándonos ayuda tanto espiritual como humana y material, según sus posibilidades. Lo corroboran las muchas horas dedicadas a la atención de las múltiples actividades que se realizan en la parroquia, así como las diversas obras acometidas para un mejor servicio. Por supuesto que no es perfecto, como todos, sólo Dios lo es.

Pido que el Señor siga bendiciendo y fortaleciendo muchos años a nuestro párroco, a toda la comunidad parroquial y muy especialmente a usted, señora Teresa, para que le ayude a curar tantas y profundas heridas.

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